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Cuatro formas innovadoras del Banco Mundial para luchar contra la corrupción

Cuatro formas innovadoras del Banco Mundial para luchar contra la corrupción © Dominic Chavez/World Bank

La corrupción tiene un impacto desproporcionado sobre las personas más pobres y vulnerables del mundo, y aumenta los costos y reduce el acceso a los servicios básicos. Además, socava la confianza en los Gobiernos y es un factor que genera conflictos y fragilidad. Permite eludir los controles ambientales y de seguridad, lo que contribuye a la contaminación, el daño ambiental y la infraestructura deficiente. La corrupción también afecta la confianza del sector privado y de los inversionistas, y disminuye la recaudación de ingresos locales a través de la erosión fiscal, privando a los Gobiernos de recursos para financiar bienes públicos.

Por ello, la lucha contra la corrupción es vital para reducir el déficit de financiamiento, y es una prioridad clave de la misión del Banco Mundial de poner fin a la pobreza extrema y promover la prosperidad compartida en un planeta habitable. Estamos fortaleciendo nuestro enfoque para abordar mejor los flujos financieros ilícitos generados por actos de corrupción, por ejemplo, a través del apoyo que proporcionamos a nuestros clientes para ayudarlos a controlar la corrupción, la labor con asociados internacionales y las iniciativas en materia de políticas mundiales, y mediante mecanismos sólidos (i) que protegen la integridad de las actividades que financiamos (i).

Si bien se han logrado progresos en el control de la corrupción, estos avances han sido lentos y desiguales, y las prácticas corruptas siguen evolucionando. La corrupción puede adoptar diversas formas, desde pequeños sobornos para “aceitar la maquinaria”, el tráfico de influencias y el nepotismo hasta la malversación a gran escala de recursos públicos y la captura del Estado por quienes manejan las palancas del poder en los niveles más altos del Gobierno. Los que cometen actos de corrupción ocultan y trasladan sus ganancias ilícitas a través de entidades empresariales opacas en otros países e invierten en activos suntuarios en el exterior, como bienes raíces. Para ello requieren de la ayuda de bancos, abogados u otros profesionales: los “facilitadores”.

Por lo tanto, si bien las iniciativas nacionales para mejorar la prevención y detección de la corrupción son fundamentales, estas deben complementarse con esfuerzos para abordar también las dimensiones transnacionales. La labor del Banco Mundial ha evolucionado para hacer frente a esta creciente complejidad de la corrupción, y ello incluye abordar las dimensiones transnacionales y adaptar mejor su labor a diferentes contextos. También estamos adoptando un enfoque más integrador (i) para reforzar nuestra atención en los resultados, movilizando nuevos conocimientos, datos, herramientas y asociaciones, y vinculando nuestra labor con áreas clave que son propensas a la corrupción.

En concreto, nuestros cuatro principales enfoques para este trabajo son los siguientes:

Datos y tecnología. La tecnología y los datos pueden generar evidencias que orienten los esfuerzos de reforma en materia de anticorrupción y hacer que estas reformas sean más sostenibles al momento de ser aplicadas por las instituciones formales y la sociedad civil. También pueden ayudar a fortalecer y automatizar los controles, introducir enfoques basados en el riesgo para las auditorías y mejorar la transparencia de los gastos, las adquisiciones y la prestación de servicios. Específicamente, las plataformas de datos basadas en riesgos pueden asistir a las instituciones de fiscalización para orientar sus recursos de investigación de manera más eficaz, y a los observatorios de la sociedad civil para involucrar a los ciudadanos tanto monitoreando como exigiendo una mayor rendición de cuentas en las adquisiciones públicas. Por ejemplo, se están utilizando de manera experimental herramientas de inteligencia artificial para automatizar la priorización de las auditorías de las autoridades fiscales en Georgia (i), donde los servicios tributarios identificaron potenciales evasores de impuestos, con una tasa de acierto del 63 %. Un sistema de evaluación de riesgos relacionados con la gobernanza (GRAS [i]), puesto a prueba en tres niveles de gobierno en Brasil, puede identificar alrededor de 200 señales de alerta de posible fraude en los gastos públicos.

Reducir la corrupción en las adquisiciones públicas y la gestión de contratos. Los impactos de la corrupción en las adquisiciones van más allá de los costos, la calidad y la optimización de los recursos. El Banco Mundial apoya a los Gobiernos en la puesta en marcha y el fortalecimiento de sistemas electrónicos de adquisiciones y en el uso de los datos sobre adquisiciones para mejorar la optimización de los recursos y la integridad del gasto público. Cuando se reduce la colusión, la práctica de dirigir contratos y otras formas de corrupción en las adquisiciones, disminuye la captura por parte de empresas con conexiones políticas, creando más mercados inclusivos y oportunidades para las pequeñas empresas.

Fortalecer las instituciones responsables de la rendición de cuentas. La integridad y la rendición de cuentas gubernamentales se ven respaldadas por diversas medidas e instituciones. Las soluciones deben adaptarse al contexto local y los riesgos de corrupción existentes allí. Los nuevos usos de los datos y la tecnología, las herramientas contra el lavado de dinero más sólidas y las políticas de integridad financiera están ayudando a garantizar la implementación eficaz de mecanismos como las declaraciones de ingresos y activos de los funcionarios públicos, la protección de los denunciantes y la gestión de los conflictos de intereses. Gracias a las auditorías basadas en el riesgo, las entidades fiscalizadoras superiores están asumiendo un papel más importante. Hay novedades muy interesantes en el análisis de datos sobre adquisiciones (ProAct) (i) que respaldan todos estos objetivos.

Transparencia sobre la propiedad efectiva y lucha contra los flujos financieros ilícitos. Dado que el dinero es una motivación clave para la gran corrupción, es importante abordar las vulnerabilidades institucionales que permiten estas prácticas y hacer un seguimiento de los fondos una vez que se han cometido los actos de corrupción. Esto requiere regímenes transparentes de propiedad efectiva para prevenir y exponer las complejas formas en que los poderosos utilizan entidades corporativas, como sociedades fantasma y fideicomisos, para manipular licitaciones, malversar fondos públicos y mantener su riqueza robada en paraísos fiscales. También se necesitan regulaciones más férreas de los “facilitadores”, y un equipo experto en aplicación de la ley que pueda rastrear los fondos a través de las fronteras y participar en esfuerzos de cooperación internacional. La Unidad de Estabilidad e Integridad Financiera (i) del Banco Mundial, por ejemplo, ayuda a los países a evaluar sus riesgos nacionales de lavado de dinero y pone en marcha sistemas contra el lavado de dinero sólidos. La Iniciativa para la Recuperación de Activos Robados (StAR) [i], un esfuerzo conjunto del Banco Mundial y la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), facilita la devolución de los productos de la corrupción a los países afectados.

Para lograr un crecimiento económico a largo plazo y una prosperidad compartida, debemos trabajar junto con los asociados de los Gobiernos, las organizaciones internacionales, el sector privado, los círculos académicos y la sociedad civil a fin de abordar la corrupción y sus impactos nocivos. Por ello, pusimos en marcha la Alianza Mundial contra la Corrupción en favor del Desarrollo. Por ello, pusimos en marcha la Alianza Mundial contra la Corrupción en favor del Desarrollo (i), que incluye a 250 asociados dedicados a luchar contra la corrupción. También contribuimos a los estándares mundiales del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) relativos a la transparencia sobre la propiedad efectiva, realizamos evaluaciones y apoyamos a los países en la implementación de soluciones. El GAFI, un organismo intergubernamental, lidera las medidas mundiales para combatir el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo. Junto con la UNODC y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en representación del Grupo de Trabajo Anticorrupción del G20 (cuya presidencia actualmente es ejercida por Brasil), el Banco Mundial recomienda medidas (PDF, en inglés) contra la corrupción para ser implementadas en los países del G20 y otros lugares.

Abordar los desafíos relacionados con el clima, la salud, la fragilidad y otros problemas de desarrollo importantes requerirá un gran volumen de financiamiento. Debemos desplegar todas las herramientas disponibles para contrarrestar los efectos de la corrupción que desvían recursos sumamente necesarios y socavan los resultados de desarrollo, y generar los beneficios positivos de fomentar la confianza, movilizar recursos para el desarrollo y salvaguardar la integridad de las inversiones públicas.


Arturo Herrera Gutierrez

Director global, Práctica Mundial sobre Gobernanza del Banco Mundial

Jean Pesme

Director mundial, Departamento de Prácticas Mundiales de Comercio, Inversión y Competitividad, Banco Mundial

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