Hace tiempo, el director general de un banco estatal que era también el agente financiero de la Tesorería visitó al ministro a cargo de dicha repartición. En la ocasión, le dijo al ministro que la Tesorería debía duplicar el balance del banco en un par de días para que los funcionarios públicos pudieran recibir sus sueldos. De lo contrario, no se podría realizar dicho pago. El director general señaló también que las tasas de interés en los mercados estaban aumentando rápidamente y que la diferencia entre las tasas y los créditos subsidiados debería transferirse al banco, para que el programa de préstamos del Gobierno siguiese funcionando. El ministro le preguntó: “¿Qué pasará si las tasas de interés siguen bajas?”. El director general le explicó que entonces el banco tendría que cubrir el costo de los subsidios y esto causaría la pérdida de dinero. El ministro pareció sorprenderse y no pudo tomar una decisión inmediatamente. (Extracto de “Stories on Bureaucracy and Banking that I told my Father” [Historias sobre burocracia y banca que le conté a mi padre] por Osman Tunaboylu).
De hecho, el director general no tendría que haber ido a la Tesorería y el ministro no tendría que haberse sorprendido si las proyecciones diarias del flujo de efectivo del Gobierno se generaran al menos para tres meses, en base a hipótesis realistas, integradas con la gestión de la deuda, bien coordinadas con la ejecución del presupuesto y la política monetaria, y finalmente puestas a prueba bajo diferentes escenarios. Sin embargo, si se raciona el efectivo, debido a controles presupuestarios deficientes y entradas de ingresos impredecibles, la cantidad de efectivo que se necesita en un determinado momento y lugar no estará disponible. Como resultado, el Gobierno retrasará los pagos y los pagos atrasados se acumularán.
La gestión del efectivo, como un proceso de cobro, distribución e inversión de dinero en efectivo, requiere datos confiables, proyecciones de flujos de efectivo y coordinación interinstitucional; utiliza una cuenta única de tesorería e instrumentos de financiamiento a corto plazo, como bonos del Tesoro (T-bill) y servicios de sobregiro, y genera retornos por exceso de liquidez. La gestión del efectivo es más importante en el incierto entorno económico y político actual. Por ello, las divisas y los depósitos en los balances tanto de los países avanzados como emergentes aumentaron significativamente después de la crisis financiera mundial. En este sentido, Estados Unidos, como emisor de divisas fuertes, duplicó el tamaño de los activos financieros líquidos aumentándolos del 1 % al 2,3 %. En otras economías avanzadas, como Corea y Japón, la relación entre moneda y depósito/PIB alcanzó el 9,4 % y el 7,1 %, respectivamente.
Fuente: FMI, base de datos del balance del sector público.
El volumen de las divisas y los depósitos es aún mayor en los países emergentes, dado que aumenta significativamente la resiliencia de los países ante las crisis de liquidez. Brasil se destaca, entre otros, ya que la cantidad de activos financieros líquidos en relación al PIB aumentó del 17 % al 21 % después de la crisis mundial, y Perú y Eslovenia le siguen de cerca con alrededor del 15 %. El promedio de los países emergentes es un 50 % más alto que el de las economías avanzadas.
Fuente: FMI, base de datos del balance del sector público.
Considerando la importancia cada vez mayor de las previsiones y la gestión del flujo de efectivo, la Tesorería del Banco Mundial desarrolló un conjunto de herramientas basadas en Excel para apoyar los esfuerzos de creación de capacidad de los administradores de dinero en efectivo. a herramienta Cash Flow Forecasting and Management (CFM) (Previsión y gestión de los flujos de efectivo) se implementó en 2018 para ser usada en los ejercicios prácticos del Taller de Pronóstico y Gestión de Flujos de Efectivo (i) que se realizó durante cinco días.
La herramienta CFM se diseñó y desarrolló con fines de capacitación. Usa datos mensuales históricos de los últimos 10 años o anteriores para obtener promedios ponderados que guíen los diferentes escenarios. La CFM combina valores históricos, de referencia y proyectados para realizar análisis prácticos y observar variaciones comparativas. Como una herramienta de capacitación, la CFM permite el ingreso manual de distintas partidas de ingresos y gastos y la configuración de un plan anual básico de endeudamiento para alimentar los valores de referencia. También permite el cálculo y la generación del nivel mínimo de saldo de efectivo necesario para garantizar el cumplimiento de las solicitudes de efectivo. Un tablero simplificado representa visualmente los cambios en los saldos y préstamos de efectivo.
En el diagrama siguiente se ilustra el flujo de datos en la CFM:
La CFM abarca cuatro escenarios preparados previamente para llenar con datos de referencia y genera proyecciones basadas en los escenarios creados por los usuarios. Se pueden crear gráficos en tableros para los valores de proyección de cada partida presupuestaria. Los gráficos dinámicos permiten comparar los datos históricos, los datos de referencia y las previsiones. El colchón de liquidez también se puede modificar en la hoja del tablero.
A pesar de que la herramienta se implementó hace menos de un año, hay países (i) que están mejorando sus procedimientos de previsiones del flujo de efectivo adoptando la herramienta CFM e implementando algunas de las tablas dinámicas para distintos escenarios. Las reacciones iniciales muestran que la CFM fue muy bien recibida por los profesionales del área y que esta herramienta ayuda a solucionar la escasez de recursos en este ámbito.
Desde el punto de vista del Gobierno, mantener una alta cantidad de reservas de efectivo puede ser una estrategia conveniente para cubrir las obligaciones de las operaciones a corto plazo y mitigar el riesgo de liquidez. Los Gobiernos pueden incluso tender a mantener mayores colchones de liquidez, si los flujos de efectivo diarios son volátiles, las previsiones son inciertas y existen errores en los pronósticos. Sin embargo, mantener dinero en efectivo, especialmente si se ha obtenido como préstamo, tiene un costo. Por lo tanto, fortalecer las previsiones del flujo de efectivo puede ayudar a los países a determinar la cantidad adecuada de reservas de efectivo a un mínimo costo posible, porque el dinero en efectivo es el rey.
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