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El problema del tipo de cambio paralelo: el enfoque del Banco Mundial para ayudar a las personas en los países en desarrollo

Composition with percentages, stacks of coins, part of a USD bill, and an upward pointing arrow. Composition with percentages, stacks of coins, part of a USD bill, and an upward pointing arrow.

El deterioro de la situación económica en los últimos años y las crecientes presiones en materia de depreciación que enfrentan los países en desarrollo han dado lugar a un aumento del número de países con mercados de divisas paralelos activos. Actualmente, alrededor de 24 economías emergentes y en desarrollo (MEED) tienen mercados de ese tipo. En al menos 14 de ellos, la prima del tipo de cambio —la diferencia entre la tasa oficial y la paralela— es un problema concreto, que supera el 10 % (vea el cuadro).

La economía de los tipos de cambio paralelos es clara (i): son costosos y muy distorsivos para todos los participantes del mercado; se asocian con una mayor inflación; dificultan el desarrollo del sector privado y la inversión extranjera, y conducen a un menor crecimiento. Benefician al grupo que tiene acceso a divisas a las tasas subsidiadas, pagadas por todos los demás (entre los que se pueden incluir el Grupo Banco Mundial y sus partes interesadas). Por lo tanto, también hay una fuerte correlación, si no causalidad, entre la existencia de los tipos de cambio paralelos y la corrupción.

A menudo, los países adoptan tipos de cambio paralelos cuando se producen problemas de la balanza de pagos. Las políticas del FMI exigen que se aborden las distorsiones de los tipos de cambio.  Sin embargo, en varios países, como Argentina, Etiopía y Nigeria, los avances han sido escasos y se han producido amplios márgenes. En algunos países, las autoridades se han embarcado en un proceso de unificación, pero son reticentes a actuar con suficiente rapidez porque los grupos de interés renunciarán a una subvención. El enfoque gradual de la unificación cambiaria a menudo no genera el resultado previsto a pesar de la existencia de mecanismos recurrentes del FMI.

Los mercados cambiarios paralelos también pueden disminuir considerablemente el impacto de los proyectos del Banco Mundial. Uno de los principales problemas es la falta de optimización de los recursos a la hora de financiar proyectos, cuyos gastos se realizan en moneda nacional. Cuando los préstamos denominados en dólares del Banco Mundial se convierten a la moneda local al tipo de cambio oficial sobrevalorado, se dispone de menos recursos en moneda nacional que si se hubiese aplicado la tasa del mercado paralelo. Esto reduce el impacto en términos de desarrollo de las operaciones del Banco Mundial. Por ejemplo, si un proyecto está financiando transferencias de efectivo para los pobres pagadas en moneda local, esto se traducirá en que menos personas podrán recibir el beneficio. Un segundo problema es que algunos de los fondos del préstamo del Banco Mundial (que están en dólares) pueden ser desviados por los Gobiernos para pagar gastos no relacionados con el proyecto y prestárselos a sí mismos para financiar prácticas corruptas (i). Un dilema conexo es que el Gobierno contrae un nivel de deuda en moneda extranjera más elevado para alcanzar un determinado nivel de gasto en moneda local en el proyecto, y esto hace más onerosos los futuros pagos del servicio de la deuda y aumenta el riesgo de sobreendeudamiento. A mayor escala, existe el riesgo de que el cuantioso financiamiento del Banco Mundial que proporciona fondos a través del régimen del mercado paralelo perpetúe tal problema.

En el Banco Mundial, hemos tomado una serie de medidas para desalentar las tasas subsidiadas o, como mínimo, mitigar el impacto de los tipos de cambio paralelos en nuestras operaciones.  Con ello se busca garantizar que nuestro financiamiento beneficie y no perjudique a las personas en los países en desarrollo. En primer lugar, no proporcionamos asistencia para respaldo presupuestario a los países con primas del tipo de cambio considerables y persistentes, a menos que la distorsión se aborde mediante un programa de reformas cambiarias en colaboración con el FMI. En segundo lugar, tratamos de delimitar el ámbito de utilización de los recursos disponibles y proteger la optimización de los recursos en nuestros préstamos para proyectos de inversión. Esto se puede hacer exigiendo que los recursos del préstamo se utilicen únicamente para financiar “gastos extranjeros”, y que el Gobierno debería financiar todos los “costos de los gastos locales” con recursos propios. Otra forma es pedir al Gobierno que proporcione financiamiento de contrapartida para compensar parcialmente la prima de cambio entre el tipo oficial y el tipo paralelo en los países donde el costo de la póliza es más evidente y distorsionador. Nos hemos comprometido a ser claros y transparentes en los documentos de todos nuestros préstamos (que están disponibles en internet) con respecto a la cuestión de los tipos de cambio paralelos en los países afectados. En la documentación, destacamos y cuantificamos la escala de la distorsión y el impacto en la economía, y presentamos un resumen del diálogo sobre políticas relativo a esta materia y que hemos sostenido con las autoridades.

Durante su permanencia como economista en jefe del Banco Mundial, Carmen Reinhart inició un programa piloto de recopilación de datos sobre tipos de cambio paralelos para ayudar a poner de relieve los efectos potencialmente distorsionadores de los mercados paralelos en las estadísticas de los países. El Banco Mundial se esfuerza para explicar la aparición de múltiples mercados cambiarios en la serie económica de los Indicadores del Desarrollo Mundial (WDI). Y aunque la información es incompleta en algunas ocasiones y la evaluación es difícil, esta iniciativa representa un paso hacia una mayor transparencia y una mayor calidad de los datos.

 

Cuadro: Países con múltiples prácticas cambiarias, marzo de 2023

 

Tipos de cambio el 31 de marzo de 2023
(salvo que se indique otra cosa)

País[1] [2] Oficial Paralelo Prima
(porcentaje)
 Líbano 15,000 107,500 616.7
 Yemen (Sana frente a Adén) 250 1,230 392.0
 Siria 3,015 7,550 150.4
Irán, República Islámica del[3]

42,000
285,000

544,000 1195.2
90.9
 Argentina 209 391 87.1
 Etiopía 54.4 100.2 84.1
 Zimbabwe 930 1,600 72.1
 Burundi (al 31/12/2022) 2,061 3,359 63.0
 Nigeria 461 745 61.7
 Argelia 136 209 53.5
 Malawi 1,028 1,495 45.4
 Myanmar 2,100 2,857 36.0
 Congo, República Democrática del 2,036 2,323 14.1
 Angola (al 27/01/2023) 504 560 11.1
 Bangladesh 106 113.3 6.9
 República Democrática Popular Lao (al 28/02/2023) 16,221 17,327 6.8
 Ghana 11.01 11.75 6.7
 Libia 4.79 5.09 6.2
 Mozambique 64.5 67.4 4.4
 Ucrania 36.6 37.7 3.2
 Sri Lanka 327 337 2.8
 Sudán 590 605 2.6
 Venezuela 24.5 24.7 0.9
 Sudán del Sur 851 850 -0.2

Nota: [1] Existe evidencia de desviaciones entre los tipos de cambio oficiales y del mercado en algunos otros países, pero la información disponible no es reciente, periódica o confiable. Esto incluye a Sierra Leona (prima de alrededor del 4,5 % en septiembre de 2022) y Turkmenistán (posiblemente 1840 % a lo largo de 2022). En Vietnam, la prima fue de alrededor del 5 % desde mediados de octubre hasta fines de noviembre de 2022, y casi el 0 % desde entonces.

[2] Fuentes: FMI, oficinas nacionales de estadística, bancos centrales y FAO.

[3] Hay dos tipos de cambio oficiales en Irán: el tipo de cambio oficial de referencia informado en la base de datos Estadísticas financieras internacionales (IFS) que mantiene el FMI y el tipo de cambio “NIMA”. NIMA es un sistema de monedas en línea puesto en marcha por el banco central a través del cual los exportadores pueden vender divisas. Cada uno de ellos se muestra por separado en este cuadro en relación con el tipo del mercado paralelo.


Autores

David Malpass

Expresidente del Grupo del Banco Mundial

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