Publicado en Voces

El proteccionismo comercial derivado del nuevo coronavirus

Proteccionismo, exportaciones, comercio y economía en tiempos del coronavirus. Foto: Un técnico de laboratorio en un hospital. © Tariq siddiq Kohistani/Shutterstock Proteccionismo, exportaciones, comercio y economía en tiempos del coronavirus. Foto: Un técnico de laboratorio en un hospital. © Tariq siddiq Kohistani/Shutterstock

Hasta la fecha, todos estamos familiarizados con la imagen de estantes vacíos en supermercados y farmacias donde solía haber máscaras, respiradores y guantes. El miedo y el acaparamiento aumentan la escasez.

De forma menos visible, se están produciendo dinámicas similares a nivel mundial, en que algunos países guardan sus suministros para sus propios ciudadanos. Las consecuencias de ese tipo de medidas son amplias y ponen en peligro la vida de las personas. Incluso en su época de apogeo, la Organización Mundial del Comercio (OMC) tuvo dificultades (i) para evitar ese tipo de comportamientos. Se necesitan nuevas iniciativas.

La propagación del nuevo coronavirus está subiendo los precios de los insumos médicos y la actual producción no es suficiente para satisfacer la demanda.  Los informes de los medios de comunicación (i) señalan que los precios de las máscaras faciales y los respiradores se quintuplicaron en Amazon desde finales de enero.

Para conservar la producción de suministros esenciales para los consumidores locales, diversos países han impuesto restricciones a las exportaciones (i) de productos médicos. Con eso, esperan evitar la escasez interna y mantener los precios estables durante la crisis causada por el nuevo coronavirus. A medida que avanza el virus, es probable que más países se sumen al proteccionismo a las exportaciones. 

Las medidas restrictivas adoptadas por los exportadores reducen la oferta mundial, lo que aumenta los precios. Esto provoca nuevas restricciones a las exportaciones para aislar a los mercados internos, generando un “efecto multiplicador” en los precios mundiales.

La economía y experiencias recientes muestran que estas medidas finalmente perjudican a todos los países, en especial a los más frágiles. Las medidas restrictivas adoptadas por los exportadores reducen la oferta mundial, lo que aumenta los precios. Esto provoca nuevas restricciones a las exportaciones para aislar a los mercados internos, generando un “efecto multiplicador” en los precios mundiales.

Es más probable que este tipo de secuencia se manifieste en los mercados concentrados de ciertos productos médicos. Por ejemplo, siete países representan el 70 % de las exportaciones mundiales de ventiladores para respiración artificial, vitales en el tratamiento del nuevo coronavirus.  Si incluso uno solo de ellos prohibiera las exportaciones, los precios podrían aumentar hasta en un 10 % a corto plazo, y mucho más si otros países reaccionan de la misma manera.

La atención médica en los países importadores sufrirá de inmediato debido a la escasez resultante y los precios más altos.  En los países más pobres, con una capacidad limitada de producción nacional, las restricciones a las exportaciones de medicamentos y equipos podrían tener consecuencias letales. Pero los exportadores quizás también pueden resultar perjudicados si los precios mundiales se disparan. Como en un estadio, si todas las personas se ponen de pie para ver mejor, todos están menos cómodos y nadie tiene una vista mejor. Los precios serían más altos de lo necesario y los suministros no se distribuirían de manera eficiente ni equitativa.

Deberíamos haber aprendido de experiencias recientes sobre tales efectos negativos. Cuando los precios mundiales se dispararon en 2008-11, los Gobiernos en todo el mundo impusieron 85 nuevas restricciones a las exportaciones de productos alimenticios. Estudios (i) han mostrado que dichas medidas elevaron los precios mundiales de los alimentos en un 13 % adicional en promedio, y en un 45 % en el caso del arroz (PDF, en inglés).

Si los países importadores son excluidos por los países productores en tiempos difíciles, el comercio será visto como una manera poco confiable de asegurar el acceso a productos básicos.

También hay consecuencias a largo plazo. Si los países importadores son excluidos por los países productores en tiempos difíciles, el comercio será visto como una manera poco confiable de asegurar el acceso a productos básicos. La autosuficiencia a través de la protección en los buenos tiempos parecerá ser el mejor seguro contra la escasez en los malos tiempos, como ya argumentan algunos es el caso de los medicamentos esenciales.

No obstante, cualquier alejamiento de la apertura será costoso para todos. Los suministros médicos costarán más, y la variedad y calidad se verán afectadas, ya que perderemos los beneficios en materia de escala y especialización derivados del comercio.  Por ejemplo, la producción masiva de medicamentos a gran escala en China y su incorporación en fórmulas específicas en India ha disminuido los precios y aumentado el acceso en todo el mundo.

Debemos asegurarnos de que el comercio se lleve a cabo libremente en las épocas buenas y malas.  Si bien la OMC ha regulado las barreras a las importaciones, los países tienen total libertad para restringir las exportaciones. Para hacer frente a este problema, los miembros de la OMC —o al menos los países del Grupo de los Veinte (G-20)— podrían acordar no restringir las exportaciones de productos médicos relacionados con el nuevo coronavirus. Los países consumidores podrían también colaborar liberalizando las importaciones (PDF, en inglés). Por ejemplo, 46 países en desarrollo gravan sus servicios de atención médica imponiendo aranceles de entre el 5 % y el 25 % a los respiradores.  Eliminar tanto las restricciones a las exportaciones como los aranceles sobre los productos médicos podría generar beneficios significativos a largo plazo.

Sin embargo, la apertura comercial tal vez no sea suficiente. De forma paralela, un precedente en medicina se podría adaptar a la situación actual. Tradicionalmente, se establecieron alianzas público-privadas, como el Proyecto Vacunas contra la Meningitis (i) para crear nuevos medicamentos o aumentar el acceso a aquellos cuyos precios son altos debido a los derechos de propiedad intelectual. Las organizaciones internacionales podrían catalizar una colaboración similar para ampliar el suministro de productos médicos fundamentales para tratar el nuevo coronavirus.

Se podrían contratar directamente empresas privadas para aumentar la producción a fin de satisfacer las necesidades de los países en desarrollo. Algunas de estas iniciativas (i) ya están en marcha. Pero para generar los mayores beneficios posibles, se debería proporcionar ayuda a los países para apoyar la producción, no en función de las necesidades de los consumidores sino de la ventaja comparativa de los productores. Los lugares elegidos se beneficiarían de nuevas inversiones y empleos, pero se les exigiría mantener el comercio libre de trabas. La apertura aseguraría que los productos médicos esenciales se produzcan donde sea más eficiente y se dirijan hacia donde más se necesitan.

Una mayor cooperación internacional será la vacuna más eficaz contra el proteccionismo derivado del nuevo coronavirus. 

Una versión editada de esta pieza fue publicada en el Financial Times (i)


Autores

Aaditya Mattoo

Economista jefe de la región de Asia oriental y el Pacífico del Banco Mundial

Michele Ruta

Economista principal del Departamento de Prácticas Mundiales de Comercio y Competitividad del Grupo Banco Mundial

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