La economía mundial está saliendo finalmente de la crisis financiera. A nivel mundial, el crecimiento estimado fue de 2,4 % en 2013, y se espera que aumente a 3,2 % este año. Esto se debe en gran parte a un mejor desempeño de los países de ingreso alto. Se pronostica que las economías avanzadas registren un crecimiento récord de 1,3 % en el año que acaba de terminar, y que luego aumente a 2,2 % en 2014. Mientras tanto, es probable que los países en desarrollo crezcan 5,3 % este año, lo que representa un incremento del crecimiento estimado de 4,8 % en 2013.
La economía mundial puede ser vista como un avión bimotor que voló por cerca de seis años con un solo motor: el mundo en desarrollo. Finalmente, el otro motor –los países de ingreso alto– que estaba detenido se puso en marcha. Este cambio, que se detalla en el informe Perspectivas económicas mundiales 2014 del Banco Mundial, dado a conocer el martes pasado, significa que las naciones en desarrollo ya no son el impulsor principal de la economía mundial. Si bien es posible que hayan terminado los días de auge de mediados de la década de 2000, el crecimiento en el mundo emergente se mantiene muy por encima de los promedios históricos.
Los países de ingreso alto siguen enfrentando importantes desafíos, pero el panorama ha mejorado. Varias economías avanzadas aún tienen grandes déficits, pero algunas de ellas han adoptado estrategias a largo plazo para poder controlarlos sin impedir el crecimiento.
También hay un optimismo cauteloso en torno a la zona del euro, donde el crecimiento se recuperó a mediados de 2013, y probablemente se expanda un 1,1 % en 2014 tras dos años de recesión. Teniendo en cuenta las dificultades de Europa en los últimos seis años, incluso un crecimiento modesto transmite un mensaje de esperanza. En Estados Unidos, a pesar de un informe decepcionante sobre el empleo en diciembre, la gran mayoría de los datos económicos parecen sólidos, y esperamos que el crecimiento aumente de 1,8 % en 2013 a 2,8 % este año.
Sin embargo, varios países siguen siendo vulnerables. El desempleo en Europa meridional es materia de preocupación, en particular el porcentaje de jóvenes con estudios superiores que no pueden encontrar buenos trabajos. En el mundo en desarrollo, la aceleración de la reducción de la pobreza requerirá que los Gobiernos adopten reformas estructurales que promuevan la creación de empleo, impulsen la inversión en infraestructura, fortalezcan los sistemas financieros y refuercen las redes de protección social para los pobres.
A estas inquietudes se suma la decisión de la Reserva Federal de Estados Unidos de disminuir su estímulo monetario, lo que plantea riesgos significativos para los países en desarrollo. Vimos durante el verano pasado que incluso el temor a la reducción asustó a los mercados y provocó que los inversores retiraran capital de las economías emergentes. Afortunadamente, el anuncio reciente de la Reserva Federal no ha dado lugar a una reacción similar del mercado hasta la fecha, pero los flujos de capital hacia los mercados emergentes podrían llegar a ser aún más volátiles en el futuro.
El escenario más probable (i) continúa siendo alentador: una reducción tranquila y modesta, con una disminución gradual de los flujos de capital hacia los países en desarrollo y un crecimiento y una estabilidad financiera que permanecen prácticamente estables. Nuestra hipótesis desfavorable, que es mucho menos probable, sugiere que si las tasas de interés a largo plazo en Estados Unidos suben rápidamente, los flujos de capital podrían caer 50 % o más durante varios meses.
El alcance que tenga la reducción en los flujos de capital a los países en desarrollo depende en buena parte del tipo de flujos de capital que estos reciben. Por ejemplo, la inversión extranjera directa probablemente se ve menos afectada por la disminución del estímulo monetario que los bonos o las acciones. Es importante destacar que la mayor parte del capital que fluye hacia China es inversión extranjera. Como resultado, China estaría en mejor posición frente a nuestras hipótesis sobre la reducción. Los factores internos también tendrán un efecto significativo en cómo se verán afectados los países, y esta es la razón por la cual las naciones en desarrollo deben actuar de manera rápida para adoptar reformas que reduzcan los desequilibrios económicos y las vulnerabilidades financieras.
También vale la pena señalar los aspectos favorables destacados en nuestro informe Perspectivas económicas mundiales. A pesar de los trágicos estallidos en curso en Sudán del Sur y la República Centroafricana, África al sur del Sahara (i) en su conjunto representa una de las historias económicas más prometedoras en el mundo. En general, la región creció 4,7 % en 2013, y se espera que el crecimiento se acelere a 5,3 % en 2014.
La estructura demográfica del continente también está evolucionando de una manera que probablemente fomente un fuerte crecimiento en el futuro, dado que cada vez más jóvenes se incorporan a la fuerza de trabajo y aumentan el potencial productivo. La entrada de capital también creció, debido a que los Gobiernos mejoraron el clima para los negocios. En términos generales, el pronóstico para África es favorable.
Así que, por ahora, cuando observo las perspectivas de la economía mundial, veo motivos para ser optimista. Mi esperanza es que los responsables de la formulación de políticas encargados de la conducción y el mantenimiento de la prosperidad económica mundial hayan incorporado las duras enseñanzas extraídas de las turbulencias extremas que se han tenido que soportar en los últimos seis años.
(Foto: bigbirdz/Flickr)
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