Publicado en Voces

Poner fin a la violencia de género es una prioridad para el Banco Mundial

Two girls at the Maternal and Child Welfare Center Palash Community Clinic, in Narsingdi (outside Dhaka). Two girls at the Maternal and Child Welfare Center Palash Community Clinic, in Narsingdi (outside Dhaka).

En 1993, en la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer se reconoció que esta violencia viola los derechos y libertades fundamentales de las mujeres, y se instó a los Estados a trabajar para erradicarla.

Sin embargo, 30 años después, las mujeres siguen enfrentándose al riesgo de sufrir violencia en el hogar, la calle, el transporte, la escuela y el lugar de trabajo. Se calcula que una de cada tres mujeres en todo el mundo (i), eso es alrededor de 736 millones de mujeres, ha sufrido violencia de pareja o violencia sexual a manos de una persona que no era su pareja a lo largo de su vida.  Pero las víctimas de violencia de género también incluyen a casi 12 millones de niñas que se casan anualmente antes de cumplir 18 años (i) y por lo menos 200 millones de niñas y mujeres que han sido objeto de mutilación genital femenina (i). Los impactos emocionales, sociales y económicos negativos son inmensos: como resultado, economías y sociedades enteras se ven disminuidas.

La violencia afecta el bienestar de las sobrevivientes y de sus hijos, la formación de capital humano a través de experiencias de vida negativas y la productividad.  El miedo al acoso sexual repercute en la movilidad de las mujeres y las niñas y en su capacidad para tener una vida sana y productiva. Los impactos en el mercado laboral de la percepción de amenazas a la seguridad (i) y de una menor productividad en el trabajo, equivalentes a casi 10 días de trabajo perdidos, en promedio, por trabajador cada año según un estudio de IFC en Fiji, (i), alcanzan proporciones macroeconómicas.


El Banco Mundial se dedica cada vez más a prevenir la violencia de género y responder a este problema. Nuestra labor sobre el terreno en los países para abordar la violencia de género se ha multiplicado por 10 (PDF, en inglés) y se extiende a todas las regiones y todos los sectores. Estas operaciones suelen ser multisectoriales y se basan en sólidas asociaciones con organizaciones gubernamentales y no gubernamentales de carácter local, regional e internacional. Por ejemplo:

  • En Bangladesh, un proyecto de salud financiado por el Banco, que se centra en la población rohinyá desplazada y las comunidades receptoras, garantiza que las mujeres y las niñas tengan acceso a servicios de atención inmediata a través de espacios seguros. El mismo programa también busca modificar las actitudes y comportamientos comunitarios que aceptan la violencia de género adaptando el programa SASA! (i), un enfoque prometedor para transformar las normas desiguales de género relacionadas con la violencia contra las mujeres y las niñas.
  • En Haití, otro proyecto, en cuyo diseño participaron organizaciones de la sociedad civil locales dirigidas por mujeres, apoya la calidad y el alcance de servicios esenciales para los sobrevivientes y las mujeres en riesgo de violencia, al tiempo que promueve el empoderamiento social y económico de las mujeres y las niñas mediante actividades comunitarias.
  • En Santo Tomé y Príncipe, un proyecto del sector educativo sobre escuelas seguras apoya la creación de clubes de niños y niñas que apuntan a empoderar a estas últimas, aumentar sus habilidades socioemocionales y promover una masculinidad positiva.
  • En India, proyectos de transporte ayudan al Gobierno a elaborar mapas y evaluar la percepción de seguridad en los espacios públicos, y se han formulado directrices normativas para el diseño de redes de transporte centro en las personas, poniendo la seguridad de las mujeres en el centro de estos debates.
  • En Uzbekistán, una operación de financiamiento para políticas apoyó el establecimiento de canales de derivación para las sobrevivientes de violencia de género en el marco de reformas destinadas a crear mercados laborales más inclusivos e incentivar la participación femenina en la fuerza laboral.

Las operaciones de inclusión social y sostenibilidad que garantizan la inclusión y el empoderamiento de todas las personas están impulsando la acción colectiva para ampliar la transformación social y prevenir la violencia de género a nivel comunitario.

  • En Nigeria, un proyecto centrado en mejorar las oportunidades económicas de las mujeres a través del fortalecimiento del capital social y el apoyo a los medios de subsistencia, ha apoyado a casi 20 000 grupos de mujeres. En el marco del proyecto, se optó por utilizar la herramienta de exploración de las normas sociales (PDF, en inglés) —un recurso para realizar diagnósticos— con el fin de identificar las normas sociales pertinentes que promueven la desigualdad de género, y se elaboraron estrategias para modificar dichas normas. Con un financiamiento adicional de USD 500 millones (i), el Gobierno de Nigeria realiza mayores inversiones para mejorar las oportunidades de subsistencia de las mujeres y abordar la desigualdad de género, y crear comunidades resilientes.

En nuestro informe Gender-Based Violence Prevention and Response in World Bank Operations: Taking Assess After a Decade of Engagements (i) (La prevención de la violencia de género y la respuesta a ella en las operaciones del Banco Mundial: Un balance después de una década de labor), de reciente publicación, se presentan enseñanzas extraídas en los últimos 10 años y se analizan exhaustivamente algunos de los ejemplos operacionales más prometedores en todas las regiones. En la última década, el Banco Mundial ha puesto el programa de prevención de la violencia de género y respuesta a ella en el primer plano de nuestras deliberaciones sobre políticas con actores clave, como los ministerios de Finanzas, Educación, Salud, Transporte y Asuntos Sociales, para lo cual se han aprovechado conocimientos globales y conclusiones de diversas consultas con partes interesadas, como grupos locales de mujeres. Con el apoyo de nuestro financiamiento proporcionado por la Asociación Internacional de Fomento (AIF), ayudamos a abordar la violencia de género en los países frágiles y de ingreso bajo, recopilando evidencias sobre las medidas que son eficaces para prevenir la violencia de género a través de nuestros laboratorios de innovación en cuestiones de género (i) y las evaluaciones del impacto sobre el desarrollo (i). Próximamente analizaremos estas iniciativas con más detalle.

De cara al futuro

En la Estrategia de Género del Grupo Banco Mundial para 2024-2030 (i) se proponen innovaciones, financiamiento y acción colectiva para poner fin a la violencia de género. En las consultas en curso sobre la estrategia que se llevan a cabo con un amplio espectro de partes interesadas —organizaciones de la sociedad civil, mujeres y hombres en las comunidades, Gobiernos, organismos asociados, el sector privado y círculos académicos— se explorará de qué manera se puede colaborar a gran escala para abordar las diferentes formas de violencia de género, así como los otros objetivos estratégicos de la Estrategia: ampliar y facilitar las oportunidades económicas para todos y hacer participar a las mujeres en su rol de líderes.

Hace una década, pocos hubieran imaginado que el Banco Mundial sería la fuerza motriz de la acción colectiva para poner fin a la violencia de género. Hoy, sus conocimientos ayudan a allanar el camino a seguir.

La nueva Estrategia de Género del Banco Mundial para 2024-2030 (i), ahora en forma de borrador para consulta hasta fines de noviembre de 2023, tiene tres objetivos estratégicos, el primero de los cuales es poner fin a la violencia de género y elevar el capital humano. Esta es una prioridad moral y económica que constituye el eje de nuestra visión de crear un mundo sin pobreza en un planeta habitable. Para obtener más información, visite el sitio web de las consultas de la Estrategia de Género (i), descargue el borrador sometido a consulta (i) o comuníquese con wbggenderstrategyupdate@worldbank.org.


Autores

Hana Brixi

Directora mundial de Género

Louise Cord

Directora global, Sostenibilidad e Inclusión Social, Banco Mundial

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