También diponible en: English
De manera similar a la ocurrencia de Tolstoy en el sentido de que cada “familia infeliz es infeliz a su manera”, un Estado frágil es frágil a su propio modo (vea este informe, (i) de Michael Woolcock del Banco Mundial, para obtener más información). Por lo tanto, a menudo es poco útil reducir la definición de “fragilidad” a listas o indicadores estáticos y estandarizados; al hacerlo, no vemos las complejidades y los matices de la fragilidad en algunas situaciones, y se nos escapan por completo otras situaciones frágiles.
Nosotros, en el Grupo de fragilidad, conflicto y violencia del Banco Mundial, hemos estado pensando más allá de las listas desde hace un tiempo. Por eso es que estamos tan entusiasmados con el nuevo Informe 2015 de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) “Estados de Fragilidad”, (i) que podría cambiar las reglas del juego acerca de la manera en que estudiamos y trabajamos en estos tres temas.
La OCDE ha publicado anualmente un informe sobre los Estados Frágiles desde 2005 con el fin de hacer un seguimiento de la ayuda a una lista de países (i) que son considerados los más frágiles. Este año, en vez de centrarse solo en un listado, el documento entrega una visión universal de la fragilidad que va más allá de los Estados frágiles y afectados por conflictos. El nuevo título “Estados de Fragilidad”, que reemplazó al anterior “Estados Frágiles”, refleja este cambio.
Al concentrarse en listas, también existe el enorme riesgo de pasar por alto situaciones que pudieron no haber sido consideradas “al nivel de país”, pero que tienen focos de fragilidad subnacional; siempre ha sido un desafío la identificación de un umbral bajo el cual un país se considera frágil. En resumen, parece más provechoso pensar acerca de la comprensión, más que de la definición de la “fragilidad”.
El nuevo informe de la OCDE sigue esta dirección con el propósito de conseguir un entendimiento universal de la fragilidad que va más allá de los Estados frágiles y afectados por conflictos. La época en que se publica el documento es deliberada. El informe será un aporte al proceso de finalización de los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) este año. (i) El ODS 16 propuesto apunta específicamente a reducir todas las formas de violencia. Se espera que todos los países, no solo aquellos considerados tradicionalmente “frágiles”, cumplan las metas de este objetivo.
La publicación presenta un nuevo marco de seguimiento multidimensional que incluye cinco aspectos de la fragilidad basados en un marco posterior a 2015: violencia, justicia, instituciones, fundamentos económicos y resiliencia.
En el informe, Jolanda Profos, asesora en materia de Paz y Conflicto de la OCDE, y su equipo compartieron un nuevo enfoque sobre la fragilidad usando las cinco dimensiones mencionadas.
Este útil modelo desglosa los factores que impulsan la fragilidad para cada país y revela diferentes patrones de vulnerabilidad, lo que sugiere que la fragilidad no está restringida a algunas naciones. Los países que son vulnerables en las cinco dimensiones es más probable que hayan sido identificados en las listas existentes de Estados frágiles, pero muchos países de ingreso mediano bajo están específicamente indefensos frente a los riesgos de violencia y catástrofes naturales, incluyendo los países de América Latina y el Caribe.
Una consulta regional sobre el informe —que convocamos en Nairobi en diciembre pasado— reunió a las personas que trabajan en terreno en campos tan distintos como los derechos humanos, el crimen organizado, la violencia, los temas de las mujeres y los esfuerzos de paz, tanto en el contexto de África, Oriente Medio y América Latina, así como también del grupo g7+ y otros países en desarrollo.
Debatimos las repercusiones prácticas del marco de seguimiento y convinimos que puede ser necesario que el marco vaya más allá de los países y contemple la dinámica de los conflictos regionales y mundiales.
“Aunque ciertas dinámicas locales, tales como la desigualdad y las crisis sociales, son causantes principales, también lo son otros factores, como el comercio mundial de drogas”, observó un colega. Esta perspectiva fue repetida por el Dr. Gary Milante, director del Programa de Seguridad y Desarrollo del Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI, por sus siglas en inglés), en el Foro sobre Fragilidad, quien exhortó a tener “sistemas de pensamiento en materia de conflictos”.
El filtro universal y multidimensional de la fragilidad proporcionado tiene el potencial de influir tanto en los paradigmas como en los flujos de financiamiento. Puede ayudar a identificar prioridades, destacando las vulnerabilidades específicas que los países enfrentan, y ayudar a garantizar que los bienes públicos sean entregados al sector que más los necesita. Puede también dar fundamento a las prioridades internacionales para reducir la fragilidad de manera conjunta.
La búsqueda de un programa universal para después de 2015 representa oportunidades pero también desafíos. El logro de avances en los objetivos propuestos requerirá además elaborar un nuevo portafolio de herramientas y de intervenciones. Un paso en la dirección correcta será desde luego entender mejor las vulnerabilidades específicas que cada país enfrenta.
Todos debemos seguir las modificaciones de los paradigmas en la medida que avanzamos en la agenda de fragilidad, conflicto y violencia en 2015, un año en que definitivamente habrá cambios importantes.
Únase a la conversación