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Qué se necesita para que nuestros niños recuerden en el futuro que la COVID-19 fue un punto de inflexión

El mundo ha recorrido un largo camino desde que Edward Jenner inyectó a un niño de 13 años el virus relativamente menos grave de la viruela bovina en 1796, que le produjo una sola ampolla, y luego le inyectó la viruela real, sin causarle ninguna enfermedad. Al hacerlo, proporcionó pruebas científicas de que la vacunación con una forma leve de una enfermedad puede salvar la vida de las personas, allanando el camino para un notable avance en la medicina.

Desde ese momento decisivo, hace más de 200 años, la salud humana ha mejorado considerablemente. En la actualidad, cientos de millones de niños son vacunados contra diversas enfermedades, como la viruela y la poliomielitis que solían causar discapacidad y numerosas muertes. En 1979, se declaró la erradicación de la viruela, una afección que causó la muerte del 30 % de las personas infectadas. Y la poliomielitis es ahora endémica en solo tres países.

La capacidad de un país para suministrar vacunas salva la vida de los niños

Desde 1980, datos de la OMS y Unicef muestran avances en la inmunización infantil en los países de ingreso bajo, como Mozambique. Por ejemplo, solo el 25 % de los niños había recibido las tres dosis de la vacuna contra la poliomielitis (POL3) en 1985. Tras una campaña de vacunación masiva, Mozambique informó su último caso de poliovirus salvaje en 1993. La inmunización con dos dosis de vacunas que contienen sarampión (i) ha aumentado marcadamente (i) en los últimos años, pasando del 36 % cuando se introdujo en 2016 al 85 % en 2019, con el apoyo de la Alianza Gavi.

El fortalecimiento de los sistemas de salud para proporcionar vacunas de manera eficaz ha salvado muchas vidas.  Los avances en materia de inmunización en Mozambique han contribuido a reducir la mortalidad infantil de 266 muertes por cada 1000 nacidos vivos en 1990 a 74 en 2019. La inmunización también tiene beneficios más amplios para la sociedad, como una mayor asistencia estudiantil y mejores resultados de aprendizaje en la escuela. Por eso no dudamos en vacunar a nuestros niños.

Las vacunas contra la COVID-19 son críticas para mantener a los adultos vivos y saludables

Hoy en día, nuestro mayor desafío es reactivar las economías y prevenir las muertes y enfermedades de adultos causadas por la COVID-19 (coronavirus). ¿Pero podemos tardar 20, 30 o 40 años —o incluso cinco— para alcanzar el nivel requerido de vacunación contra la COVID-19 en nuestros países? ¿Cuánto tiempo podemos esperar para obtener la inmunidad colectiva, un escenario en el que se vacune a suficientes personas como para detener la propagación de la enfermedad, incluso si algunas no están vacunadas?

Como escribí anteriormente (i), cientos de miles de personas están siendo empujadas a la pobreza en Mozambique debido a esta crisis. El retraso en la distribución de las vacunas será catastrófico para muchos, y las variantes contribuirán a un aumento en los casos.  Los datos más recientes muestran que la variante delta, una cepa del virus más contagiosa, se ha convertido rápidamente en la variante predominante en Mozambique a medida que el país se ve afectado por la tercera oleada. Se produjeron más de 100 muertes en los primeros 10 días de julio, una cifra mayor a la cantidad total de decesos ocurridos durante mayo y junio.

En un momento en que los Gobiernos africanos se esfuerzan por aumentar el suministro de vacunas, el Banco Mundial se ha sumado a la iniciativa. Con ese fin, recientemente aprobamos una donación de USD 100 millones en apoyo de los esfuerzos de Mozambique por ampliar su actual campaña de vacunación. Los fondos se utilizan para adquirir, administrar y distribuir vacunas contra la COVID-19, y se podrán comprar aproximadamente 7 millones de dosis de dichas vacunas, la mayor contribución hasta el momento para los esfuerzos de vacunación de Mozambique.

Sin embargo, tendremos que hacer más para asegurar que las personas quieran recibir las vacunas. Todas las vacunas son eficaces para prevenir la muerte y las formas graves de la enfermedad entre la población. Los datos muestran que, si se contagian, las personas completamente vacunadas tienen una carga viral más baja que las personas no vacunadas y tienen menos probabilidades de sufrir efectos graves o morir a causa de la COVID-19. Es crítico aumentar la educación en materia de vacunas, y todos los que tienen algún nivel de influencia, pequeño o grande, pueden hacer más para difundir información precisa. Las vacunas funcionarán para salvar vidas y reabrir la sociedad solo si son suficientes las personas que las reciben, y si los países pueden distribuirlas de manera eficaz.

A pesar de décadas de esfuerzos, todavía se observan deficiencias incluso en la inmunización sistemática. Como Cassocera y otros señalaron en su informe sobre los 40 años de inmunización en Mozambique (PDF, en inglés), la cobertura nacional de inmunización sigue siendo inferior al 90 %, y las provincias de Zambézia, Nampula y Tete han continuado informando que la cobertura es baja. En algunas provincias, como Cabo Delgado, ha habido incongruencias a lo largo del tiempo.

Qué se debe hacer para prepararse para la distribución de vacunas contra la COVID-19

Debemos aprender de las enseñanzas extraídas después de 40 años. En la distribución de las vacunas contra la COVID-19, tenemos que analizar las causas de las demoras en la vacunación y corregir lo que está bajo nuestro control.  Incluso cuando persisten los problemas de suministro a nivel mundial, debemos abordar los temas nacionales en torno a las vacunas. No se trata solo de encontrar el dinero para comprar dosis suficientes —una inversión que generará un alto rendimiento para la economía— sino también de emprender la tarea de la distribución.

Se necesita avanzar rápidamente, desde identificar las deficiencias en la cadena de frío y solucionarlas hasta reducir la tasa de desperdicio de vacunas, garantizar una distribución adecuada de las vacunas y los suministros relacionados a los establecimientos de salud, capacitar a los trabajadores sanitarios y abrir canales eficaces de comunicación con los ciudadanos para garantizar que las personas reciban ambas dosis de la vacuna a tiempo en los casos en que se trata de una vacuna de dos dosis.

Si bien puede parecer que estamos listos en teoría, el proceso de distribución de vacunas puede verse afectado por múltiples obstáculos. En el diagrama siguiente se muestran los diversos aspectos de la gestión de las vacunas que los países tienen que fortalecer rápidamente. El Banco Mundial y otros asociados en el desarrollo están ayudando a los países a prepararse.

Prepararse para la distribución de vacunas contra la COVID-19
Fuente: OMS

 

También sabemos que muchos países están sufriendo nuevas oleadas de COVID-19 y que las variantes son motivo de preocupación. Además de la vacunación, los sistemas de salud deben tener camas hospitalarias, oxígeno y otros suministros, equipos y conocimientos de cómo abordar los casos que requieren atención médica urgente. No podemos permitirnos la pérdida de vidas y de medios de subsistencia que serán producto de la falta de preparación.

Aunque la pandemia es un acontecimiento de enormes proporciones, la actual generación de niños y adolescentes debería poder recordarla más tarde como un hecho después del cual en la salud pública se produjeron realmente transformaciones positivas en una escala histórica. Tenemos una buena oportunidad ahora de hacer del mundo un lugar mucho más seguro para nuestros niños.


Autores

Idah Z. Pswarayi-Riddihough

Directora a cargo de las operaciones en Mozambique, Madagascar, Mauricio, Comoras y Seychelles

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