Este año, el Día Mundial de los Refugiados me encuentra en Addis Abeba con representantes de más de 50 Gobiernos para revisar el trabajo de la Asociación Internacional de Fomento (AIF), la entidad del Grupo Banco Mundial que proporciona financiamiento a los países más pobres, y debatir prioridades para los próximos años. En el marco de su programa actual, la AIF proporciona USD 2000 millones a 14 países de ingreso bajo, incluida Etiopía, y que, en conjunto, albergan a 6,4 millones de refugiados.
Etiopía es uno de los países que está avanzando más. Aquí, por ejemplo, hemos apoyado al Gobierno en la adopción de un nuevo marco legal para los refugiados que les permitirá salir gradualmente de los campamentos, encontrar empleo y acceder a servicios de educación y salud. Esta no es una medida pequeña para los más de 900 000 refugiados que son acogidos a lo largo de las fronteras de Etiopía con Somalia, Eritrea, Sudán y Sudán del Sur. Es la diferencia entre tener la oportunidad de reiniciar sus vidas o ser condenados a la dependencia y la miseria.
El Gobierno de Etiopía está demostrando una admirable perspectiva en este esfuerzo y estamos orgullosos de brindar apoyo a través de un proyecto de USD 202 millones para crear oportunidades económicas para los refugiados y las comunidades de acogida.
Como nos dijo recientemente el refugiado y emprendedor de Eritrea, Ahmedin Ibrahim, “Es mejor ganarse la vida por su cuenta que esperar dádivas de otros”. Ibrahim abandonó el campamento de refugiados de Adi Harush y ahora vive en Shire, Etiopía, donde enseña a sus hijas a fabricar muebles y vivir de su trabajo.
Y Etiopía no está sola. Uganda alberga a casi 1,2 millones de refugiados y les ha proporcionado a un gran número de ellos un pedazo de tierra para que puedan mantenerse. Turquía ha alentado a los empresarios sirios a iniciar negocios y se han creado más de 8000 empresas en el proceso. Chad está buscando maneras de asegurar una mayor coherencia entre su naciente red de seguridad social y el sistema humanitario. Pakistán acaba de permitir a los refugiados abrir cuentas bancarias.
Sin embargo, el contexto más amplio de estos pasos positivos es un número cada vez mayor de refugiados y personas desplazadas internamente (PDI) que huyen de los conflictos y las persecuciones. En todo el mundo hay actualmente cerca de 29,4 millones de refugiados y solicitantes de asilo, lo que es más que toda la población de Australia. No se trata de migrantes económicos que buscan un trabajo mejor o una vida mejor, sino personas que han abandonado todo para buscar seguridad para ellos y para sus seres queridos, a menudo a costa de vivir en la miseria.
Y contrariamente a las ideas preconcebidas, casi 9 de cada 10 refugiados se encuentran en países en desarrollo, a menudo al otro lado de la frontera de su país de origen. De hecho, debido a que la mayoría de los refugiados provienen de lugares que han estado en guerra durante largos periodos de tiempo y porque la mayoría de ellos se mudan a un país vecino, son siempre los mismos 12 a 15 países los que han acogido a más de dos tercios de todos los refugiados cada año desde el final de la Guerra Fría.
No podemos imaginar por completo el inmenso sufrimiento que enfrentan estos hombres, mujeres y niños cuando se trasladan de las zonas de guerra a la seguridad, pero podemos y debemos hacer todo lo posible para ayudarlos. Mientras el número de refugiados sigue aumentando, el sistema está bajo presión. Los países y las comunidades que acogen refugiados se ven obligados a absorber a un gran número de recién llegados, a menudo en regiones rezagadas donde la pobreza ya es elevada. Y el costo de mantener a los refugiados mientras están en el exilio es enorme.
En diciembre pasado, la comunidad internacional adoptó el Pacto Mundial sobre los Refugiados, cuyo objetivo es proporcionar una mejor respuesta internacional. Eso significa ayudar a los refugiados a ser autosuficientes, apoyar a las comunidades de acogida a abordar sus propios desafíos de desarrollo y alentar a los países de todo el mundo a compartir la responsabilidad de defender el sistema internacional de protección de los refugiados.
En el Banco Mundial estamos decididos a desempeñar nuestro papel en este esfuerzo colectivo, incluso financiando los esfuerzos de los países para proporcionar puestos de trabajo y servicios a los refugiados y las comunidades de acogida. Al hacerlo, debemos prestar especial atención a las personas con mayor riesgo de exclusión: las personas con discapacidad, las mujeres y las niñas. Esto es vital para los refugiados y las comunidades de acogida y es vital si queremos frenar los desplazamientos caóticos de población a través de las fronteras.
En 2016, el Banco Mundial puso en marcha el Servicio Mundial de Financiamiento en Condiciones Concesionarias, junto con las Naciones Unidas y el Banco Islámico de Desarrollo, para proporcionar financiamiento en condiciones concesionarias a los países de ingreso mediano que acogen a un gran número de refugiados. Hasta la fecha, más de USD 500 millones en donaciones otorgadas por nueve países y la Comisión Europea han sido aprobados para Jordania, Líbano y Colombia. En el proceso, el Banco Mundial también trabaja en estrecha colaboración con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados para garantizar la mejor complementariedad posible entre la protección de los refugiados, la ayuda humanitaria y la ayuda para el desarrollo.
Para fortalecer aún más nuestras intervenciones, estamos haciendo que el apoyo a los refugiados y las comunidades de acogida sea un pilar clave de nuestra próxima estrategia para la Fragilidad, el Conflicto y la Violencia. Puede leer la nota conceptual de la estrategia aquí y lo alentamos a aportar sus ideas.
En el Banco Mundial, entendemos la urgente necesidad de abordar lo que se ha convertido en la crisis de desplazamiento forzado más importante desde la Segunda Guerra Mundial. En el Día Mundial de los Refugiados, reconocemos las pérdidas, las esperanzas, las ambiciones de los millones de hombres, mujeres y niños que han sido obligados a abandonar sus hogares para ir a tierras extranjeras.
Esperamos que se una a nosotros en nuestro esfuerzo y se tome un momento para reconocer a los refugiados en su propio país o comunidad y piense en las circunstancias que los han llevado a donde están.
Y le pedimos que hable en nombre de los refugiados y de quienes los acogen, para que podamos promover colectivamente los esfuerzos locales, nacionales y mundiales para mejorar sus vidas.
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