En los últimos 10 años, el Banco Mundial ha ido incrementando continuamente su apoyo para la gestión de los riesgos de desastres (GRD): sus inversiones anuales por este concepto han aumentado más de 40 % en los últimos seis años. Sin embargo, en nuestra labor para ayudar a crear resiliencia en el terreno es importante detenerse y preguntarse, ¿estamos generando resiliencia para todos?
¿Al diseñar proyectos de GRD, tenemos suficientemente en cuenta la necesidad de aumentar la resiliencia de todas las personas frente al clima y a los desastres? ¿Pensamos en las necesidades específicas de las personas de distinto género, los ancianos, las personas con discapacidad, los niños y otras personas vulnerables y marginadas?
Los desastres no afectan a todos de la misma manera. Por ejemplo:
- Los ancianos: Tras el huracán Katrina en 2005, el 75 % de las víctimas fatales tenían más de 60 años, en circunstancias que este segmento de la población solo constituía el 15 % de los habitantes de Nueva Orleans .
- Las personas con discapacidad: Dependiendo del tipo de discapacidad que tengan, estas personas enfrentan su propio conjunto de obstáculos ante una emergencia y después de un desastre. Por ejemplo, algunas personas pueden tener problemas para evacuar el lugar después de un desastre debido a impedimentos visuales o físicos. Cuando ocurrió el devastador terremoto y tsunami en el norte de Japón en 2011, la mortalidad de personas con discapacidad fue dos veces mayor que la de la población total. (i)
- Grupos marginados: En toda Asia meridional, a los parias —anteriormente conocidos como personas pertenecientes a una casta inferior y a una población culturalmente marginada— se les ha negado el acceso o brindado un acceso desigual (PDF, en inglés) a agua potable, abrigo y servicios sanitarios y educativos con posterioridad a un desastre. Con frecuencia, las poblaciones culturalmente marginadas enfrentan problemas para obtener indemnización o asistencia oficial tras un desastre debido a la inexistencia de títulos oficiales de propiedad de la tierra y de sus bienes.
- Las mujeres: Los datos sobre pérdida de vidas humanas como consecuencia de desastres muestran que las cifras correspondientes a las mujeres suelen ser mayores que las de los hombres, a menudo debido a las normas culturales y patrones de comportamiento que inciden en la movilidad y los roles de las mujeres (por ejemplo, el cuidado de los niños, los ancianos o los enfermos de la familia). En Bangladesh, como resultado de las inundaciones provocadas por el ciclón Gorky en 1991, la tasa de mortalidad de mujeres fue de 14:1 respecto de la de hombres. Numerosos estudios a nivel mundial también muestran un aumento de la violencia sexual y de género tras los desastres.
A menudo, las personas tienen identidades que se superponen e intersectan (por ejemplo, una anciana paria con discapacidad), lo que las hace más vulnerables a los impactos de los desastres y pueden verse afectadas por múltiples niveles de discriminación a la hora de obtener compensación y otro tipo de apoyo tras un desastre
¿Cómo pueden las inversiones en GRD atender las distintas necesidades de estas personas socialmente excluidas?
Para abordar esta cuestión, pusimos en marcha una iniciativa piloto orientada a elaborar planes de acción específicos para proyectos de GRD relacionados con la inclusión social.
Encabezada por la Oficina Regional de Asia Meridional del Banco Mundial, con apoyo del Fondo Mundial para la Reducción de los Desastres y la Recuperación (GFDRR), (i) esta iniciativa tiene por finalidad crear un conjunto de recomendaciones que resuman posibles puntos de partida —es decir, ideas para la inclusión social específicas para cada proyecto— que puedan aplicarse en la práctica a otros proyectos similares en otros países y localidades tomando como base la actividad de GRD. Una característica particular de esta iniciativa piloto es que identifica puntos de partida para la inclusión social en las actividades de GRD más habituales en la región de Asia meridional, algunas de las cuales, por ejemplo, se relacionan con la infraestructura resiliente.
A tales efectos, en primer lugar, nuestro equipo analizó los proyectos de GRD en Asia meridional a fin de identificar y clasificar los tipos de actividades de GRD que conforman los proyectos en esa región. A partir de ese análisis, el equipo pudo determinar qué actividades de GRD tenían mayor demanda. Entre las más solicitadas se contaban la resiliencia estructural de las edificaciones; la evaluación de riesgos e información sobre riesgos, y las actividades de fortalecimiento de la capacidad institucional. También se observó una mayor demanda de actividades de hidrometeorología.
Se aplicó el mismo proceso de identificación y clasificación para analizar los tipos de actividades de inclusión que ya existían en los proyectos activos, porque queríamos entender mejor el estado de las actividades de inclusión social en los proyectos de GRD en Asia meridional. Por ejemplo, un proyecto en Bangladesh mejoró el acceso a agua apta para el consumo y al saneamiento (dando prioridad de acceso a las mujeres, los niños y las personas con discapacidad), y el apoyo que se brinda luego de ocurrida una crisis. Durante el proceso de reconstrucción tras el terremoto en Nepal, otro proyecto contribuyó a asegurar la participación de las mujeres en las actividades de capacitación sobre sensibilización frente al riesgo en el contexto de la adquisición de una vivienda propia, reconociéndolas como agentes de cambio.
Estos son muy buenos ejemplos y pueden aplicarse en otros proyectos. Una vez concluido el análisis, el equipo inició el plan de acción para identificar actividades de inclusión más proactivas y avanzadas en comparación con las de los proyectos existentes.
En los planes de acción se señalan puntos de partida relativos a la inclusión en las actividades de GRD más solicitadas, los que pueden adaptarse para otras regiones o países y ayudar a los profesionales en GRD a aplicar con más facilidad enfoques sobre resiliencia inclusiva en sus proyectos.
En la cuarta Conferencia Mundial sobre Reconstrucción (i) que se realizará el 13 de mayo en Ginebra, analizaremos los planes de acción preliminares para cinco países piloto durante la sesión titulada “South Asia – Where Resilience and Inclusion Meet” (Asia meridional: punto de encuentro de la resiliencia y la inclusión). Tras este debate con los participantes y expertos internacionales, la Oficina Regional de Asia Meridional brindará apoyo a los Gobiernos para que continúen afinando las prioridades y el enfoque para la aplicación de los planes de acción, en consulta con personas de interés, a fin de garantizar que las inversiones en GRD en la región logren la resiliencia social de la mejor manera posible.
Independientemente de que usted pueda asistir o no a la conferencia, queremos saber su opinión sobre el tema de la inclusión en el contexto de la recuperación tras los desastres . Únase a la conversación en Twitter con las etiquetas #InclusionMatters y #WRC4.
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