En África subsahariana, la agricultura sigue teniendo un desempeño inferior a pesar de su gran potencial, ya que la producción no logra seguir el ritmo del crecimiento demográfico, impulsada principalmente por una expansión de la tierra (i) insostenible en lugar de aumentos de la productividad. Por ejemplo, en Kenya, los rendimientos del maíz se han estancado en alrededor de 1,5 toneladas por hectárea desde la década de 1990, en comparación con 3,6 toneladas en India y 6,4 toneladas en China en 2022.
La baja adopción de tecnologías modernas es la causa central del problema. Sin embargo, aumenta el optimismo de que las soluciones digitales puedan ayudar a reducir el costo de proporcionar y acceder a asesoramiento agronómico, insumos de calidad y mercados lucrativos para los agricultores.
En este blog, el primero de una serie, se presenta un nuevo e innovador programa de investigación de cinco años de duración en el que se analiza el efecto de los servicios agrícolas digitales en la productividad agrícola y los empleos en Kenya.
“Silicon Savannah”
En África subsahariana, los costos de transacción son notoriamente altos, lo que disminuye la disponibilidad de semillas, equipos, fertilizantes y capital, y dificulta a los agricultores la venta de sus productos. Estos diferentes desafíos suelen presentarse al mismo tiempo (i), impidiéndoles adoptar nuevas técnicas y tecnologías.
Las tecnologías digitales pueden reducir los costos de transacción y ayudar a los proveedores de insumos, las instituciones financieras y los compradores a conectarse con los agricultores, y sacar a estos últimos de su aislamiento. Las tecnologías son especialmente prometedoras en Kenya, que ha sido denominado la “Silicon Savannah”, donde una reciente afluencia de fondos ha permitido crear múltiples servicios digitales dirigidos a los agricultores (i).
La información meteorológica (i) y sobre el mercado (i) está al alcance de los productores agrícolas. El asesoramiento técnico se puede obtener a través de un correo electrónico o una llamada telefónica. Comprar insumos (i), arrendar un tractor (i) o buscar un comprador (i) puede ser tan fácil como pedir un automóvil en Uber. “Agroemprendedores” (i) pueden proporcionar asesoramiento en persona y a pedido a los agricultores que no tienen teléfonos celulares. También pueden ayudar a agrupar (i) soluciones que abordan simultáneamente las numerosas limitaciones.
¿La promoción exagerada se ajusta a la realidad?
Una encuesta telefónica nacional realizada por 60 Decibels (i), una empresa dedicada a medir el impacto, indica que la penetración de los servicios agrícolas digitales en Kenya está aumentando entre los agricultores que tienen un teléfono, aunque su impacto sigue siendo limitado. Si bien el 56 % de todos los encuestados utilizó algún tipo de servicio agrícola digital (principalmente para acceder a información y asesoramiento), solo un cuarto de los usuarios —el 15 % de todos los agricultores— informó que el uso era significativo, es decir ellos sentían que tales servicios tenían un impacto positivo.
Además, los agricultores percibían que los servicios agrícolas digitales eran un poco más convenientes que las alternativas analógicas, aunque no necesariamente más rápidos o confiables. La poca disposición a pagar por las tecnologías digitales es una de las razones por las que las empresas de servicios agrícolas digitales tienen dificultades para superar (i) la fase piloto.
En general, los servicios agrícolas digitales son relativamente nuevos (i), y sus beneficios finales para los agricultores, en gran parte, aún no han sido comprobados. Muchos dependen en gran medida de los subsidios otorgados por los Gobiernos y los donantes. Su verdadero potencial seguirá sin estar claro (i) hasta que surja información más detallada y rigurosa sobre el valor que generan para los agricultores, ya sea de manera directa o a través de reducciones de costos y precios en la prestación de servicios.
Aprendizaje para la acción
En un estudio recientemente publicado sobre la agricultura digital y el empleo en Kenya se evalúan los ecosistemas agrícolas digitales y su capacidad para acelerar la adopción de tecnología, así como la productividad y el empleo. La investigación, que contó con el respaldo de la Fundación Bill y Melinda Gates, fue realizada por un grupo de investigadores del Instituto Internacional de Investigaciones sobre Políticas Alimentarias (IFPRI), la Universidad Estatal de Michigan, la Universidad de Wageningen y el Banco Mundial.
El estudio se llevó a cabo en el marco del Proyecto Nacional de Desarrollo de Cadenas de Valor Agrícolas (i), respaldado por el Banco Mundial y que promueve el desarrollo y la utilización de servicios agrícolas digitales para aumentar la productividad de los agricultores y vincularlos a los mercados, incluso mediante la participación de agroemprendedores.
La investigación innova de dos maneras significativas. En primer lugar, el programa utiliza el “aprendizaje para la acción”, un enfoque que combina teoría y práctica y equilibra el rigor con la pertinencia y la capacidad de respuesta, proporcionando ideas prácticas a los gerentes de proyectos, los asociados para el desarrollo y los responsables de formular políticas a medida que se desarrolla la investigación.
En segundo lugar, desde el punto de vista metodológico, el programa adopta un enfoque holístico que se extiende más allá de las explotaciones agrícolas para examinar las tecnologías digitales en todo el ecosistema agrícola y emplea diversos métodos, desde cartografía de paisajes y ensayos controlados aleatorios a gran escala hasta estudios y análisis econométricos de las cadenas de valor.
En nuestro próximo blog se analizará en profundidad el modelo relativo a los agroemprendedores y se presentarán nuevas ideas sobre los factores que afectan el desempeño del modelo. ¡No se lo pierda!
Únase a la conversación