La proporción de personas que trabaja en el sector de la agricultura ha disminuido de manera constante en el mundo. Sin embargo, mirar los promedios mundiales no es suficiente para comprender esta tendencia, ya que este descenso no se ha distribuido de manera uniforme. Dividimos la población mundial en dos grupos (medidos ya sea a través del ingreso o del gasto de consumo): el 40 % inferior (las personas más pobres en un país determinado) y el 60 % superior de la distribución de ingresos.
A partir de datos de encuestas de hogares incluidos en la Base de Datos sobre Seguimiento Mundial, el gráfico ilustra una tendencia mundial que muestra que el nivel de empleo en la agricultura es menor entre las personas más acomodadas, tanto en los países ricos como en los países pobres, y entre las personas ricas y pobres dentro de cada país.
Como era de esperar, más hogares ubicados en el 40 % inferior trabajan en el sector agrícola que hogares ubicados en el 60 % superior, independientemente de los niveles nacionales de ingreso.
En Mozambique y Níger, dos países de ingreso bajo, la mayoría de los hogares ubicados en el 40 % inferior trabaja en la agricultura (88 % y 92 %, respectivamente) y, si bien la proporción es menor, la mayoría de los hogares ubicados en el 60 % superior también trabaja en el sector.
En el grupo de países de ingreso mediano bajo, la proporción disminuye considerablemente en Sri Lanka y Bangladesh, donde mucho menos de la mitad de los hogares más pobres trabaja en la agricultura, y este número cae por debajo del 25 % en el caso de los hogares más ricos. Sin embargo, en la República Democrática Popular Lao aún se observa una alta participación en el sector agrícola tanto de los hogares pobres como ricos.
Entre los países de ingreso mediano alto, Kazajstán y Armenia parecen muy diferentes. La proporción de trabajadores agrícolas de Armenia se asemeja a la de países de ingreso mediano bajo, mientras que el empleo en el sector en Kazajstán se acerca más a la situación de los países de ingreso alto. A medida que los países alcanzan la categoría de país de ingreso alto, el porcentaje de la población que trabaja en la agricultura se reduce drásticamente a lo largo de toda la distribución de ingresos, y aunque el desglose entre países muestra grandes variaciones, los hogares ubicados en el 40 % inferior tienen más probabilidades de trabajar en el sector que los hogares más ricos.
Estas tendencias subrayan la importancia de aumentar la productividad agrícola de una manera que beneficie al 40 % más pobre, que es más económicamente dependiente del sector, y al mismo tiempo promover una transición hacia actividades de generación de ingresos alternativas que pueden ofrecer importantes caminos para salir de la pobreza.
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