Publicado en Voces

La respuesta a la COVID-19 (coronavirus), una nueva investigación sobre el capital humano y los preparativos para nuestras Reuniones Anuales

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Me gustaría compartir información actualizada sobre algunas de las actividades que está llevando a cabo el Grupo Banco Mundial (GBM) para abordar la pandemia de COVID-19 y otros grandes desafíos de desarrollo.

La pandemia está golpeando duramente a los países en desarrollo, y la desigualdad del impacto es evidente. Desde la disminución de las remesas hasta el colapso de los mercados formales e informales, la pandemia ha afectado de manera desproporcionada a los habitantes más pobres del mundo, en particular a las mujeres y los niños.  Amenaza con empujar a más 100 millones de personas a la pobreza extrema y está acentuando la desigualdad en todo el mundo. El impacto negativo en la salud y la educación puede perdurar durante muchas décadas: 80 millones de niños no están recibiendo vacunas esenciales y más de 1000 millones no asisten a la escuela.

Respuesta operativa a la COVID-19

Si bien los números no describen el panorama completo, dan una idea de lo que estamos logrando en los países durante esta crisis sin precedente. A través de las operaciones de respaldo sanitario de emergencia, hemos ayudado a 111 países, y estamos bien encaminados para alcanzar, a fines del ejercicio de 2021, la meta anunciada de implementar compromisos del GBM y movilizar recursos por valor de USD 160 000 millones durante un período de 15 meses. De esa suma, gran parte está destinada a los países más pobres. Gracias al apoyo que brinda el GBM —a través del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF), la Asociación Internacional de Fomento (AIF), la Corporación Financiera Internacional (IFC) y el Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones (MIGA)—, los países pueden proporcionar bienes y servicios esenciales, así como trabajar para lograr una recuperación sostenible.

Por ejemplo, estamos ayudando a Etiopía (i) a adquirir insumos y equipos médicos, fortalecer la capacidad y la capacitación en materia de diagnóstico, y mejorar el control sanitario. En Tayikistán (i), proporcionamos apoyo para ampliar la capacidad del sector de cuidados intensivos y brindar asistencia social temporaria a los hogares más vulnerables.

Estamos analizando los efectos secundarios del impacto sanitario y respaldamos la distribución justa y equitativa de las vacunas en estudio. Queremos asegurarnos de que los países en desarrollo no queden rezagados en lo referente al acceso crítico, y dispongan del financiamiento y el apoyo técnico necesarios para instrumentos de diagnóstico, terapéutica y vacunas.  Estos son los principales objetivos de nuestras operaciones de respaldo sanitario de emergencia y se basan en nuestra amplia experiencia en esta esfera, que incluye la lucha para erradicar la poliomielitis.

IFC puso en marcha recientemente una Plataforma Mundial para la Salud (i), dotada de USD 4000 millones, con el propósito de conceder financiamiento a fabricantes de productos destinados a la salud y ayudar a los países en desarrollo a tener más acceso a los insumos médicos cruciales necesarios para luchar contra la pandemia, entre ellos máscaras, ventiladores, kits de pruebas y vacunas.

Líbano

La explosión del 4 de agosto en la ciudad de Beirut fue devastadora y causó una grave tragedia humana. Para ayudar a orientar la respuesta internacional que se necesita con urgencia, el GBM llevó a cabo una evaluación rápida de daños y necesidades (ERDN) que permitirá movilizar asistencia, con la colaboración de las Naciones Unidas, la Unión Europea, y ministerios, organizaciones de la sociedad civil y otras partes interesadas clave del Líbano.

De acuerdo con estimaciones preliminares, los daños que la explosión ocasionó a los activos físicos y la infraestructura ascienden a USD 4600 millones. Las actividades de reconstrucción implicarán la rehabilitación y la reconstrucción de los edificios y la infraestructura dañados, así como el restablecimiento de las instituciones y las estructuras de gobierno. Nuestra evaluación sienta las bases para un plan de reforma, recuperación y reconstrucción que pone en primer plano las necesidades de los libaneses.

Proteger a las personas e invertir en ellas

El miércoles de la semana pasada, publicamos el informe El Índice de Capital Humano: Actualización 2020, en el que se describe en detalle cómo la pandemia de COVID-19 amenaza con hacer desaparecer los avances logrados con gran esfuerzo durante una década en las áreas de educación y salud, en particular en los países más pobres. 

A medida que los países procuran proteger a las personas e invertir en ellas y sentar las bases para brindar a los niños un futuro mejor, necesitamos medidas normativas ambiciosas y basadas en datos empíricos que aborden cuestiones importantes del capital humano, entre ellas la salud, las tasas de supervivencia, la reducción del retraso del crecimiento, y el acceso a la educación.

Por ejemplo, nuestros programas de educación tienen por objeto ayudar a los países a reanudar el aprendizaje y, con ese fin, proporcionamos equipos de protección contra la COVID-19 para que la reapertura de las escuelas sea más segura, y ofrecemos apoyo para aumentar la eficacia del aprendizaje a distancia cuando este es necesario. En Jordania (i) y Turquía (i), estamos ayudando a desarrollar contenido digital y de televisión para que durante el nuevo año académico pueda ofrecerse un método combinado de enseñanza y aprendizaje, así como asesoramiento psicosocial y clases de recuperación. En Bangladesh, Burkina Faso y Nepal (i), estamos colaborando en la preparación de protocolos de seguridad e higiene escolar y proporcionamos insumos básicos de higiene y desinfección.

Deuda

Junto con el Fondo Monetario Internacional (FMI), estamos realizando avances en el tema de la transparencia y el alivio de la deuda, de manera que los países puedan disponer del espacio fiscal liberado de los reembolsos de la deuda  y encauzarlo hacia los sectores donde es sumamente necesario, como la educación, la salud y las redes de protección social.

En mayo, el Grupo de los Veinte (G-20) anunció una moratoria del pago de la deuda a cuentas bilaterales oficiales. La medida ha sido parcialmente eficaz y constituye un primer paso adecuado para proporcionar alivio en materia de liquidez a los países. Aunque la Iniciativa de Suspensión del Servicio de la Deuda abrió, en cierta medida, espacio fiscal para los participantes, es importante que todos los acreedores bilaterales oficiales, incluidos los bancos estatales nacionales, la implementen en forma transparente.

Asimismo, el G-20 solicitó a los acreedores comerciales que participen en el alivio de la deuda concedido a los países más pobres, pero se ha avanzado poco en esta esfera. La semana pasada, en un artículo publicado en el Financial Times, tuve la oportunidad de poner de relieve la necesidad de que todos participaran en el alivio de la deuda e insté a los acreedores comerciales y a los acreedores bilaterales no participantes a considerar el bienestar a largo plazo de las naciones y los habitantes más pobres del mundo. La actual moratoria del pago de la deuda no es suficiente para mostrar una luz al final del túnel de la deuda, y debemos sentar las bases para una reducción de la deuda que permita reanudar el crecimiento y la inversión. 

Recuperación resiliente

Espero con interés las conversaciones que mantendremos el próximo mes en las primeras Reuniones Anuales virtuales del GBM y el FMI. El tema es “qué será necesario para lograr una recuperación resiliente”. Además de las deliberaciones formales con los gobernadores, durante la semana analizaremos temas como el capital humano, el cambio climático, el desarrollo digital y medidas adicionales en materia de deuda con el objeto de liberar recursos para esas prioridades. Dado que los países enfrentan múltiples desafíos para lograr una recuperación sostenible y resiliente de la crisis económica generada por la COVID-19, el GBM pone el acento en acciones amplias para producir impactos eficaces. Esto incluye reasignar recursos a áreas prioritarias, centrar nuestras operaciones en conocimientos de alta calidad, y encontrar nuevas formas de innovar y lograr resultados aún mejores.

A pocos días de comenzar un mes muy ajetreado, deseo agradecer a nuestro personal y nuestros asociados por seguir trabajando intensamente en circunstancias difíciles. Debemos focalizarnos en lo que podemos hacer, y en las medidas que podemos adoptar para superar esta pandemia. Si bien hay muchos obstáculos enormes en el horizonte, para ayudar a afrontar los desafíos debemos aportar una actitud positiva, energía e innovación.

Este artículo se publicó originalmente en LinkedIn (i).


Autores

David Malpass

Expresidente del Grupo del Banco Mundial

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