Publicado en Voces

Actualización del 9 de noviembre de 2020: Artículo de opinión y actividades de la semana pasada

Me gustaría referirme brevemente a mi columna de opinión y algunas actividades de la semana pasada:

Para hacer frente a la COVID-19 (coronavirus), los pobres del mundo necesitan alivio de la deuda

La semana pasada, Wall Street Journal (i) publicó un artículo de mi autoría en el que instaba a promover una mayor transparencia y alivio considerable y oportuno para las personas de los países más pobres del mundo. Se trata de necesidades inmediatas y críticas en un momento en que los países se esfuerzan por recuperarse de la pandemia mundial, y no podemos seguir postergando el problema de la deuda: los países en desarrollo necesitan alivio ahora.

Al respecto, hice hincapié en cinco medidas urgentes para los países que buscan recuperarse:

  1. Suspensión permanente del servicio de la deuda

  2. Reducción sostenida de la carga de la deuda

  3. Mayor participación de los acreedores

  4. Condiciones equitativas para resolver las crisis de deuda

  5. Transparencia de la deuda para proteger a las personas

Por su parte, los países en desarrollo también deben tomar medidas para garantizar políticas nacionales transparentes y sostenibles que brinden apoyo a los pobres.

En cuanto al Grupo de los Veinte (G-20), los Gobiernos que lo integran deben instruir a todos sus acreedores públicos bilaterales y generar los incentivos necesarios, y alentar de manera enérgica a los acreedores privados que se encuentran bajo su jurisdicción a participar plenamente en las iniciativas de alivio de la deuda.

Por el momento, hay demasiados acreedores dentro del G-20 que siguen recibiendo pagos, y el contexto actual tiende a favorecer a los acreedores, entre ellos los “buitres”, por sobre los prestatarios pobres. Así las cosas, las personas de los países deudores no disponen de alternativas viables para escapar de la pobreza.

Los acreedores del G-20 deben proporcionar alivio de la deuda considerable y oportuno a los prestatarios en dificultades reduciendo las tasas de interés y, en algunos casos, otorgando importantes rebajas. En el marco común establecido por el G-20, se insta a no seguir prestando como si no hubiera consecuencias, una modalidad que retrasó la recuperación en los casos de crisis de deuda anteriores.

Las reestructuraciones de deuda tienen como objetivo reducir el monto adeudado, y es preciso llevarlas a cabo con menos formalidades y más transparencia en cuando a sus términos. 

Tomando medidas rápidas, amplias y orientadas al futuro, las naciones del G-20 pueden ayudar a las personas de los países pobres a escapar del devastador ciclo económico que conllevan las crisis de la deuda soberana. 

Reunión con Jamshid Kuchkarov, viceprimer ministro de Uzbekistán

El miércoles pasado, tuve una reunión con el viceprimer ministro de Uzbekistán, Jamshid Kuchkarov, en la que tratamos especialmente las reformas económicas de ese país y la respuesta rápida y amplia que el Grupo Banco Mundial está brindando frente a la COVID-19.

Abordamos varias cuestiones importantes, entre ellas la agricultura, el clima, las reformas de empresas estatales y su privatización, y las iniciativas de Uzbekistán destinadas a lograr mayor transparencia. Me complació advertir la importancia que el ministro concede a la transparencia, lo que resultará de gran ayuda a la hora de renovar la infraestructura y promover las inversiones.

Reunión con miembros de la Junta de Jefes Ejecutivos de las Naciones Unidas

El viernes pasado, tuve el gusto de reunirme con el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres; la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, y otros miembros de la Junta de Jefes Ejecutivos de las Naciones Unidas para brindar información actualizada a los participantes sobre la actual respuesta del Grupo Banco Mundial a la COVID-19, y destacar la necesidad de tomar medidas más contundentes en materia de transparencia y alivio de la deuda.

El Grupo Banco Mundial se ha comprometido a brindar una respuesta a la COVID-19 centrada en los países,  de modo que para mí fue un gusto informar a los participantes acerca de nuestro enfoque acelerado para los programas de respaldo sanitario de emergencia, que hoy se aplica en 111 países.

También me complació destacar nuestro paquete de financiamiento de hasta USD 12 000 millones para ayudar a los países de ingreso bajo y mediano a acceder a las pruebas de detección, los tratamientos y las vacunas contra la COVID-19, y a distribuirlos.

En relación con la deuda y la transparencia de las inversiones, hice hincapié en la urgente necesidad de generar espacio fiscal, de manera que los países puedan financiar los servicios de salud, brindar protección social y promover la recuperación económica. Si bien las iniciativas sobre la suspensión del servicio de la deuda han sido un paso positivo en la dirección correcta, debemos analizar la reducción del volumen de deuda, y debemos hacerlo con suma rapidez. 

Espero poder tener un diálogo positivo sobre estas y otras cuestiones con ministros de Finanzas y presidentes de bancos centrales del G-20 esta semana, y agradezco, como siempre, los esfuerzos que realiza el personal de Grupo Banco Mundial mientras procuramos entre todos mejorar los resultados de desarrollo para las personas más pobres del mundo y ayudar a las naciones en desarrollo a retomar el camino del crecimiento y la buena salud.

Esta entrada de blog se publicó originalmente en LinkedIn (i).


Autores

David Malpass

Expresidente del Grupo del Banco Mundial

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