Las tensiones geopolíticas y la guerra en Ucrania han cambiado drásticamente el panorama energético mundial. Ello ha obligado a muchos países a tomar decisiones difíciles para garantizar un suministro seguro de energía y, al mismo tiempo, acelerar la adopción de fuentes de energía renovable. Una solución clara que puede aumentar la seguridad energética —y, al mismo tiempo, reducir considerablemente las emisiones de gases de efecto invernadero y ampliar el acceso a la energía en los países en desarrollo— es utilizar el gas que se quema y ventea en todo el mundo, denominado “gas asociado”.
El volumen de gas asociado que se quemó el año pasado en todo el mundo (alrededor de 144 000 millones de metros cúbicos [MMC]) fue mayor que la cantidad de gas que los 27 Estados miembros de la Unión Europea importaron de Rusia Tan solo la quema de gas genera más de 400 millones de toneladas de emisiones de dióxido de carbono equivalente, de las cuales aproximadamente el 10 % se emite en forma de metano. Esto se suma al metano liberado innecesariamente durante el venteo de gas o a las emisiones fugitivas de metano, a menudo evitables, relacionadas con la producción de petróleo. La quema también se puede vincular con efectos negativos en la salud de las poblaciones locales.
Estimaciones de la Asociación Mundial para la Reducción de la Quema de Gas (GGFR) (i) del Banco Mundial muestran que los volúmenes mundiales de quema han disminuido en alrededor de un 20 % en comparación con el pico de 175 000 MMC registrado en 2003. Sin embargo, algunos países continúan quemando y venteando grandes cantidades de gas que, si se utilizan, podrían ayudar a mejorar el acceso a la energía en algunos de los países más pobres del mundo y, al mismo tiempo, contribuir a la seguridad energética. Por ejemplo, si todo el gas que se quema actualmente en el mundo se capturara y utilizara, sería suficiente para generar aproximadamente 1800 teravatios-hora de energía, aproximadamente el equivalente a la actual capacidad de generación de electricidad de África subsahariana.
Emisiones mundiales de metano, por sector
Fuente: Gütschow, J.; Günther, A.; Pflüger, M. (2021), La serie cronológica de las emisiones históricas nacionales del conjunto de datos PRIMAP-hist (1750-2019), v2.3.1. https://doi.org/10.5281/zenodo.5494497 (i)
Para acelerar la reducción de la quema y el venteo de gas, en el nuevo informe Global Flaring and Venting Regulations (Regulaciones sobre quema y venteo en el mundo) (i) y en el sitio web (i) del GGFR se presenta un análisis de las regulaciones y políticas que rigen esta práctica en 21 países productores de petróleo (PDF, en inglés). Las estrategias eficaces para reducir la quema y el venteo pueden servir de guía y ejemplo para otros países productores de petróleo. Del informe se desprenden tres conclusiones principales.
Diez países han logrado reducir su intensidad de quema (la cantidad de gas quemado por barril de petróleo producido) en la última década.
País |
Reducción de la intensidad de quema, 2012-2021 |
Kazajstán (i) |
-67 % |
Brasil (i) |
-60 % |
Colombia (i) |
-57 % |
Noruega (i) |
-55 % |
Estados Unidos (en alta mar [i] y en tierra [i]) |
-46 % |
Canadá (i) |
-40 % |
Indonesia (i) |
-38 % |
Reino Unido (i) |
-28 % |
Angola (i) |
-12 % |
Egipto (i) |
-11 % |
En segundo lugar, los incentivos financieros y no financieros, junto con un seguimiento y una aplicación firmes, son fundamentales para reducir efectivamente la quema y el venteo de gas. En varios países, la imposición de duras sanciones ha sido útil para que alternativas a la quema y el venteo se consideraran más atractivas.
En Kazajstán (i), por ejemplo, el estricto cumplimiento de las regulaciones, sumado a un mercado nacional de gas que incentiva la recuperación del gas quemado, han llevado a la mayor reducción general de quema de todos los países en los últimos 10 años, bajando la quema absoluta de 4000 MMC en 2012 a 1500 MMC en 2021.
Los volúmenes de quema en Colombia (i) también disminuyeron de 1000 MMC en 2012 a 300 MMC en 2021, gracias a la utilización de gas doméstico y a las fuertes regulaciones que prohíben y penalizan cualquier tipo de quema o venteo de gas. Además, Colombia es uno de los primeros países en adoptar una regulación específica para las emisiones fugitivas de metano.
Cuando se aplican plenamente y se recaudan de manera eficaz, los impuestos al carbono, las regalías o los cargos pagaderos sobre el gas quemado y venteado pueden reducir considerablemente las emisiones. Los incentivos y sanciones fiscales son fundamentales para reducir la quema y las emisiones de metano, brindar acceso a la energía y ayudar al desarrollo económico en muchos países.
En tercer lugar, si el gas quemado y venteado se regula bien y se utiliza de manera productiva, podría contribuir a la transición energética reduciendo las emisiones; disminuir el número de nuevos yacimientos de gas que podrían convertirse en activos varados en el futuro, y proporcionar un mejor acceso a la energía a la población local.
Detener el venteo y la quema del gas asociado es una prioridad fundamental para reducir las emisiones. Como se señala en nuestro Plan de Acción sobre el Cambio Climático , apoyamos a los países en desarrollo para que implementen iniciativas, políticas y soluciones que reduzcan la intensidad de las emisiones de carbono, entre ellas, poner fin a la quema y venteo de gas en la atmósfera, reducir las emisiones fugitivas de metano y acelerar la transición hacia fuentes de energía más limpias.
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