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Cómo garantizar una distribución equitativa de las vacunas contra la COVID-19

Un agent de santé communautaire se prépare à faire une injection à la clinique de l'aéroport de Minna, au Nigeria, le 22 juin 2018. © Dominic Chavez/GFF Un agent de santé communautaire se prépare à faire une injection à la clinique de l'aéroport de Minna, au Nigeria, le 22 juin 2018. © Dominic Chavez/GFF

Proporcionar un acceso justo e igualitario a una futura vacuna contra la COVID-19 (coronavirus) es la medida correcta

 

La pandemia de COVID-19 (coronavirus) no se parece a ninguna otra crisis sanitaria global y es la más difícil que el mundo ha enfrentado desde la Segunda Guerra Mundial. Tras propagarse por 200 países y territorios, el virus ha infectado a más de 2,5 millones de personas, provocando 170 000 muertos y empujando además a los países a una crisis económica. La pandemia ha desestabilizado la economía mundial, ha expuesto la debilidad de los sistemas de salud y ha alterado la vida de miles de millones de personas en todo el mundo. Según nuestras propias estimaciones (i), como resultado de esta crisis, por lo menos 50 millones de personas caerán en la pobreza extrema.

Cuando nos acercamos a la Semana Mundial de la Inmunización, debemos unirnos para encontrar una respuesta más eficaz al virus, financiando y desarrollando una vacuna.  Quizás falten meses para lograr este objetivo, pero se espera que la disponibilidad de una vacuna ayude al mundo a superar esta crisis.

Trabajar juntos para desarrollar una vacuna

En febrero, la Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias (CEPI, por sus siglas en inglés) se unió al Banco Mundial y a otros asociados para crear un Grupo de Trabajo para el Desarrollo de Vacunas contra la COVID-19,  centrado en el financiamiento y la fabricación de vacunas que estén disponibles en todo el mundo.

Si bien ya se han logrado algunos avances, la CEPI estima que se necesitarán USD 2000 millones en financiamiento adicional para desarrollar hasta tres vacunas en los próximos 12 a 18 meses.  Este cálculo no incluye los costos de fabricación o de distribución.

Dadas las enormes consecuencias sanitarias, sociales y económicas de la pandemia, a todos nos interesa trabajar mancomunadamente y ayudar a proporcionar el financiamiento necesario. Por experiencias pasadas, sabemos que las contribuciones directas de los Gobiernos y los mecanismos de financiamiento innovadores han ayudado a recaudar fondos para vacunas. Hoy, se debería aplicar el mismo enfoque.

También apoyamos la nueva iniciativa sobre el acelerador del acceso a las herramientas contra la COVID-19 anunciada por varios de nuestros organismos asociados para acelerar el desarrollo, la producción y el acceso equitativo a los nuevos medios de diagnóstico, tratamientos y vacunas para hacer frente a la pandemia.

Un sistema de distribución equitativa

Además de tener un financiamiento suficiente, debemos establecer un sistema de distribución equitativa para garantizar que todos los países del mundo, incluidos los más pobres, tengan el mismo acceso a las vacunas  cuando se encuentren disponibles. Tres principios rectores serán clave: trabajar rápidamente, fabricar y distribuir la vacuna a gran escala y garantizar el acceso mundial. Con varios colegas describimos estos principios con más detalle en un reciente artículo (i) publicado en The Lancet.

En el Banco Mundial, hemos iniciado una respuesta masiva para la pandemia de COVID-19, con un financiamiento de hasta USD 160 000 millones en los próximos 15 meses, para ayudar a los países de todas las regiones a abordar las necesidades de salud inmediatas y mitigar los impactos económicos y sociales a corto y largo plazo de la pandemia.

Estamos financiando parte del trabajo realizado por la CEPI para agilizar el proceso de desarrollo y ayudar a disminuir el costo de fabricación. Sin embargo, necesitaremos apoyo financiero adicional de los sectores público y privado, así como de organizaciones filantrópicas.

Nuestra visión es que las vacunas se desarrollen a gran escala y se distribuyan de manera gratuita, a través de un proceso razonable y objetivo.  Las vacunas se deben poner primero a disposición de diferentes grupos de la población por etapas, priorizando a los trabajadores de la salud que están en la primera línea de la respuesta a la COVID-19, así como a las personas con mayor riesgo de contraer enfermedades graves y morir.

No podemos permitir que los países de ingreso alto monopolicen el suministro mundial de las vacunas para la COVID-19, como ocurrió durante la pandemia de gripe A (H1N1) de 2009.  Los países y las poblaciones más pobres y vulnerables no pueden quedar rezagados. Sería una solución mucho mejor que la comunidad mundial garantice la existencia de un sistema de distribución equitativa en todo el mundo.

El sector privado tiene una función importante

Las bases de este sistema incluirían un agente de compras mundial, el acceso a instrumentos financieros y la indemnización por responsabilidad para contrarrestar los riesgos asumidos por los asociados del sector privado participantes. IFC, la institución del Grupo Banco Mundial dedicada al sector privado, está en buenas condiciones para dirigir este esfuerzo. Se encuentra lista para apoyar la expansión de la capacidad de fabricación y copatrocinar el acceso mundial a las vacunas.

Nuestro objetivo en el Banco Mundial es realizar inversiones que fortalezcan y faciliten la distribución de vacunas en todo el mundo, especialmente entre las personas más necesitadas. 

No podemos detener este virus por sí solos. Necesitamos actuar juntos porque a todos nos conviene.

Es un imperativo moral: simplemente, es lo que hay que hacer.

 


Autores

Muhammad Ali Pate

Director mundial del Departamento de Prácticas Mundiales de Salud, Nutrición y Población | Director del Mecanismo Mundial de Financiamiento para respaldar la iniciativa Todas las mujeres, todos los niños (GFF)

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