Para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) se necesita un aumento masivo de las inversiones en la próxima década, una cifra anual que equivaldría al 8,2 % del PIB nacional (PDF, en inglés) en algunos países en desarrollo. Eso es una tarea difícil incluso para los países más ricos. En el caso de los países de ingreso bajo podría ser una carga agobiante.
La mayoría de estos países ya se han extralimitado: la mitad de los países más pobres que pueden recibir asistencia de la Asociación Internacional de Fomento (AIF) del Banco Mundial están expuestos a un alto riesgo de sobreendeudamiento o ya están sobreendeudados. Muchos de ellos reconocen que contraer préstamos de acreedores extranjeros será una opción limitada en el futuro, y que movilizar recursos nacionales en forma de ingresos fiscales será fundamental para el crecimiento económico.
En la actualidad, más de un tercio (PDF, en inglés) de los países de la AIF —y el 70 % de los países frágiles y afectados por conflictos— recaudan impuestos que equivalen a menos del 15 % del PIB nacional. Eso es apenas suficiente para que los Gobiernos lleven a cabo las funciones públicas más básicas. Subir únicamente las tasas impositivas sería contraproducente, ya que podría agravar la pobreza y desacelerar el crecimiento. Se necesita un enfoque más inteligente para impulsar la recaudación de impuestos de forma sostenible.
A continuación, presentamos cuatro maneras de hacerlo:
- Generar confianza y proporcionar pruebas
Para que la tributación funcione, los ciudadanos deben confiar en sus Gobiernos. Necesitan pruebas de que sus recursos ganados con esfuerzo se usan de manera apropiada, y que a largo plazo se beneficiarán de los proyectos realizados con fondos de los contribuyentes.
Eso requiere transparencia con respecto al gasto público. Los Gobiernos pueden comenzar implementando y publicando una estrategia de ingresos a mediano plazo para que todos los ciudadanos se informen acerca de cómo se utilizan los impuestos que ellos pagan.
También se necesitan pruebas de que los contribuyentes están consiguiendo más por su dinero. En países donde existe una gran desconfianza, los Gobiernos pueden comprometer nuevos recursos para proyectos específicos que ofrezcan beneficios visibles para el ciudadano medio: la construcción de un nuevo hospital o de una nueva escuela puede contribuir en gran medida a generar confianza. A medida que se tiene seguridad en la capacidad de un país para proporcionar buenos servicios públicos, los Gobiernos pueden dejar de asociar los nuevos ingresos tributarios con proyectos particulares. La mejora de los servicios públicos aumentará la esperanza de las personas en el Gobierno, y se reducirá así la evasión tributaria y se aumentarán aún más los ingresos fiscales, lo que mantendría el nivel de los servicios gubernamentales, promoviéndose un círculo virtuoso entre la confianza de los ciudadanos y la prestación de los servicios públicos.
- Mantener la simpleza
Los sistemas tributarios complejos promueven una cultura de evasión y pueden generar oportunidades para la corrupción. Considere el ejemplo de América Latina: la empresa promedio debe ocupar 547 horas al año para realizar 22 pagos de impuestos (PDF, en inglés) por separado. No es sorprendente que los países de América Latina y el Caribe perdieran USD 340 000 millones en 2015 (PDF, en inglés) debido a la evasión tributaria.
Un informe de 2014 del Grupo Banco Mundial reveló que una reducción del 10 % tanto en el número de pagos como en el tiempo para cumplir con los requisitos tributarios puede disminuir la corrupción en materia tributaria en un 9,64 %. (PDF, en inglés) Un código más simple puede incentivar a más empresas pequeñas a ingresar al sector formal que paga impuestos. También crea un entorno más previsible para los inversionistas internacionales, atrayendo inversiones e ingresos tributarios.
Nos alegra que los países vean el beneficio de hacer estos cambios y estén tomando medidas. Cincuenta economías (i) tienen ahora solo un impuesto por base impositiva. En los últimos 13 años, 57 economías agruparon o eliminaron ciertos impuestos.
- Digitalizar
Más países están avanzando en esta dirección, aunque las mejoras son dispares. En Côte d’Ivoire, (PDF, en inglés) por ejemplo, el tiempo para preparar y declarar impuestos se redujo de 270 horas a 205 horas en 2017, después de la introducción de un sistema de presentación de declaraciones en línea para las empresas. Sin embargo, en Gabón, el tiempo de preparación y presentación aumentó en 2017 pese a la disponibilidad de un nuevo sistema electrónico.
Para que la digitalización funcione en todos los ámbitos, muchos países tendrán que superar obstáculos en materia de infraestructura básica de tecnologías de la información (TI). Pero una vez que los elementos principales empiecen a funcionar, los países pueden avanzar combinando la digitalización de los impuestos con otros enfoques innovadores, como la identificación digital, las finanzas digitales, el seguimiento en línea de facturas y ventas o las declaraciones de impuestos que se llenan automáticamente y que los ciudadanos solo tienen que confirmar. Kenya, por ejemplo, aprovechó su extendido sistema de transferencias de dinero, (PDF, en inglés) M-Pesa, para permitir a los contribuyentes declarar y pagar sus impuestos de manera electrónica a través de dicha plataforma.
- Encontrar nuevas fuentes de ingresos
Los impuestos a la propiedad, al consumo y al carbono son fuentes importantes de posibles ingresos en los países de ingreso bajo, porque se aplican principalmente a los hogares más ricos. También pueden desalentar comportamientos no deseados, como conducir automóviles en zonas ya congestionadas, fumar o consumir alimentos poco saludables.
Apoyamos la iniciativa mundial liderada por la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) para replantear cómo se cobran impuestos a las grandes —y a menudo digitalizadas— empresas multinacionales, lo que podría tener un gran impacto en los países en desarrollo. Actualmente, los Gobiernos de todo el mundo pierden entre USD 100 000 millones (i) y USD 600 000 millones (i) en ingresos fiscales debido a la evasión de impuestos. La propuesta de la OCDE representa un punto de inflexión para las normas tributarias internacionales y, si se aplican bien, se podrían reasignar más fondos a los Gobiernos de los países en desarrollo, como se explicó en un nuevo documento del Banco Mundial titulado International Tax Reform, Digitalization and Developing Economies (Reforma fiscal internacional, digitalización y economías en desarrollo). (PDF, en inglés)
Requisitos previos para el cambio
En el Banco Mundial, nos concentramos en ayudar a los países a movilizar los ingresos fiscales (i) que necesitarán para su desarrollo. En Senegal, estamos ayudando al Gobierno a poner en marcha una estrategia de ingresos fiscales a mediano plazo. En Mauritania y Cabo Verde, apoyamos los esfuerzos del Gobierno para publicar los gastos fiscales y eliminar los impuestos ineficaces en función de los costos. En Uganda, trabajamos con las autoridades para identificar posibles áreas en que se pueden aplicar impuestos selectivos. Y en Sierra Leona, estamos colaborando con el Gobierno para modernizar su Departamento de Aduana y su Departamento de Impuestos Internos. En el primer trimestre de 2019, los ingresos casi se duplicaron en términos interanuales, aumentando de 127 000 millones de leones en el mismo periodo de 2018 a 211 000 millones de leones.
Estas mejoras no son fáciles de lograr. Dependen de elementos básicos que son difíciles de materializar, como la infraestructura digital básica y la voluntad política. A pesar de los desafíos, tengo esperanzas. En la última década, los países realizaron cientos de reformas (i) con el fin de mejorar los sistemas tributarios. Con más trabajo, podemos movilizar más recursos internos y subsanar el déficit de financiamiento para los ODS.
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