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Lo bueno, lo malo y la intersección de la violencia de género y la tecnología

???????????????????????????????????????© Nate Langston Palmer/?????? 专家组成员在世界银行集团法律、司法与发展周期间出席性别暴力与技术研讨会。摄影:© Nate Langston Palmer/世界银行集团

La tecnología brinda nuevas vías para prevenir y responder a la violencia de género, pero también proporciona nuevos caminos a los perpetradores . Investigadores y expertos legales exploraron las oportunidades y los riesgos en este ámbito durante la Semana de la Ley, la Justicia y el Desarrollo 2019 organizada por el Grupo Banco Mundial.

Se han realizado esfuerzos en que se utiliza la tecnología para mejorar el acceso de las mujeres a los servicios, así como para reducir el riesgo del acoso sexual. La tecnología está ayudando también a asegurar un acceso más fácil y pleno a la información y los servicios, incluidos aquellos dirigidos a las víctimas de violencia.

Por ejemplo, myPlan (i) es una herramienta que fortalece la toma de decisiones y que se diseñó para ayudar a las personas que han sido objeto de violencia infligida por la pareja a encontrar un camino seguro en el futuro. Estudios en EE. UU. han concluido que las ayudas de seguridad hacen sentir a las víctimas más apoyadas y seguras al momento de tomar decisiones relacionadas con su bienestar. Investigadores de la Escuela Bloomberg de Salud Pública de la Universidad John Hopkins están adaptando myPlan (i) a la realidad de los países de ingreso bajo y mediano, incluida la República Kirguisa. (i)

Y después de años de ensayos sobre el terreno, Physicians for Human Rights (i) ha puesto en marcha MediCapt, (i) una aplicación móvil que los doctores en Kenya y la República Democrática del Congo pueden utilizar para recopilar, documentar y mantener pruebas médicas forenses que respaldan las acusaciones de delitos de violencia sexual.

Ambos proyectos reciben apoyo en parte de la Feria del Desarrollo: Innovaciones para abordar el problema de la violencia de género, (i) una asociación con la Iniciativa de Investigaciones sobre Violencia Sexual, (i) que tiene como objetivo promover estudios innovadores y basados en datos empíricos sobre las maneras de prevenir y responder a la violencia de género en los países de ingreso bajo y mediano.

Los investigadores y profesionales que trabajan en estas aplicaciones destacan que:

  1. La tecnología no constituye un reemplazo de los enfoques convencionales. Esta debería reforzar los mecanismos existentes y complementar los esfuerzos para asegurar que profesionales con la capacitación adecuada brinden apoyo a las víctimas.
  2. En el desarrollo de soluciones relacionadas con la tecnología se debería reconocer a los usuarios finales como asociados igualitarios para garantizar que dichas soluciones sean apropiadas en términos culturales, relevantes y plenamente aceptadas. Esto puede ser costoso y requerir mucho tiempo, pero la organización Physicians for Human Rights encontró un proceso de diseño conjunto que puede resultar eficaz para desarrollar habilidades de los trabajadores de los sectores de la salud y de la justicia, y para aplicar las soluciones efectivamente.
  3. Las soluciones tecnológicas necesitan inversión y mantenimiento continuos, lo cual es a menudo pasado por alto. Las instituciones asociadas deben estar bien informadas de las necesidades para velar que las soluciones tecnológicas sean relevantes y sostenibles. Al trabajar con los Gobiernos municipales, Physicians for Human Rights garantiza que los gastos corrientes se incluyan en el presupuesto del año siguiente.
  4. La brecha digital por razón de género no se puede ignorar: las diferencias entre hombres y mujeres en materia de conocimientos digitales, precios asequibles de los dispositivos y acceso a hardware pueden afectar la capacidad de las víctimas para usar los servicios.
  5. Por último, dos acciones revisten importancia crítica: asegurar que las víctimas puedan ser remitidas a una red integral de servicios de apoyo centrados en las personas sobrevivientes, (i) independientemente del tipo de tecnología que se desarrolle, y crear el ecosistema de apoyo.

Aunque las oportunidades son prometedoras, la tecnología genera también nuevos riesgos. Los perpetradores pueden usar la tecnología para monitorear, acosar, amenazar, intimidar y asediar a las víctimas, o hacerse pasar por ellas. 

Si bien el problema se denomina de diferentes maneras, por ejemplo violencia en línea, ciberviolencia y violencia digital contra las mujeres, el Centro Internacional de Investigación sobre la Mujer ha formulado una definición general: «violencia de género facilitada por la tecnología», (i) es decir una acción en que se utiliza el internet o la tecnología móvil para dañar a alguien debido a su identidad sexual o de género.

Este marco tiene como objetivo cubrir el espectro completo de comportamientos y tácticas empleados y dejar en claro que esta forma de violencia muchas veces repercute en el mundo real teniendo a menudo graves consecuencias.

Los investigadores que han tratado de medir la prevalencia de la violencia facilitada por la tecnología (i) se han concentrado principalmente en entornos de ingreso alto. Sin embargo, el Colegio de Abogados de Estados Unidos se ha asociado con RIWI (i) para llevar a cabo un estudio centrado en contextos de ingreso bajo y mediano.

La encuesta, que abarcó a 40 000 habitantes en 15 países, descubrió que aproximadamente el 40 % de las personas entrevistadas no se sienten seguras cuando navegan en la red debido a la violencia o el acoso . Los extraños fueron los autores de violencia más comunes.

Al igual que otras formas de violencia de género, la violencia facilitada por la tecnología puede tener efectos perniciosos y generalizados. Más del 85 % de las personas encuestadas que han sido víctimas de violencia en línea informaron haber experimentado algún tipo de impacto en el mundo real, desde temer por su seguridad a sentirse ansiosas o deprimidas.

La violencia de género es una pandemia mundial, y un problema multifacético que no se puede abordar con eficacia desde un solo punto de vista.  La tecnología brinda nuevas herramientas al sector, los investigadores y los profesionales del desarrollo para prevenir y responder a la violencia, pero debemos ser prudentes al momento de incorporar estas herramientas en nuestros conocimientos sobre lo que funciona, (i) y utilizarlas con cuidado.


Autores

Alicia Hammond

Especialista en cuestiones de género

Mirai Maruo

Especialista en cuestiones de género

Diana J. Arango

Especialista superior en desarrollo y violencia de género del Grupo Banco Mundial

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